Dentro de la vorágine de historias nacidas de la gesta del ‘59, la de los Comités de Defensa de la Revolución tiene su propia personalidad. El mérito, más que por la antigüedad, viene del necesario sentido de la unión, evocado por héroes como Agramonte o Martí, y materializado por Fidel, aquel 28 de septiembre, de 1960.