Aunque pudo escapar ileso y morir tranquilamente en Miami Beach, en 1939 – ¿dónde si no?-, el 12 de agosto de 1933 el tirano de Cuba, Gerardo Machado, vio truncados sus sueños de perpetuarse en el poder, acabar con los comunistas y defender a ultranza al imperialismo, cuando una marea revolucionaria popular lo derrocó.