Hay revelaciones que llegan sin pretensiones, con la sencillez de quien no se da demasiada importancia. “Renecito es mi primo”, confirma Osvaldo Rodríguez Petit, mientras se acomoda en el taburete a la sombra, al lado de una mata de rosas. Estamos en un área exterior, pudiéramos decir que en el último rincón del Fondo Cubano de Bienes Culturales de Camagüey, donde encontramos la tranquilidad para conversar, con el pretexto de su muestra Trazos desbordados, expuesta a la entrada, en la galería Amalia.