Quizá algunos atribuyan a la mala suerte los sucesos acaecidos en la emboscada de Pino Tres. Sin embargo en ese enclave, la tiranía de Batista evidenció que, aún herida, mantenía la bandera del crimen sobre su mástil: aprovecharon la “guardia baja” de los revolucionarios y perpetraron el drama sobre aquellos jóvenes, que todavía muertos, se convertirían en libertadores.