Los 255 habitantes no estaban desamparados; una parte recibía el fluido eléctrico de tendederas, un mal necesario que va desapareciendo por un servicio de estable voltaje, coherente y confiable. Mientras el consultorio del médico y la enfermera de la familia y la escuela recibían los beneficios de los paneles solares.
De Cuatro Caminos, la cabecera municipal de Najasa, a La Bayamesa, hay once kilómetros, transitable sin muchas dificultades hasta la finca de Los Viñas, a la vista del Punto de enfriamiento de leche, pero de allí hasta el área central del batey el chofer del yipi tiene que volverse un mago para evitar caer en los profundos baches y no ser presa del polvo del terraplén.
Ángel Ourel Céspedes, vicepresidente del Consejo de la Administración Municipal del Poder Popular, quien viaja como guía en el periplo, nos adelantó en el trayecto hacia La Bayamesa la ausencia de lluvias, de un “buen aguacero que no cae en el territorio de Najasa desde el 2008 cuando el huracán Ike”.
Y es cierto porque los ríos Najasa y Caureje, afluentes de la mayor presa que lleva el nombre del territorio se muestran desde la altura como si lo que corriera fuera un hilito de agua.
Ángel Arturo Carmenates González es un septuagenario nativo de La Bayamesa. Vive en Cuatro Caminos, pero cada rato viaja hasta allí a darle vuelta a los hijos. No hay que insistirle mucho para que hable. Es perspicaz, apenas vio a los forasteros, comentó: ¡periodistas!
¿A criterio suyo qué ha significado la electrificación?
“Estaba comentándolo: ahora es que llegó el desarrollo de verdad y los que pensaban irse, van a quedarse. Hacen falta muchas más cosas, no sé por qué, pero en determinadas partes estamos aislados. Con corriente la ciudadanía escapa, mejora la calidad de vida, puede tener un frío”.
¿Algunas personas lo tienen ya?
“Funcionaban con tendederas, ahora trabajarán mejor, con corriente estable, sin el riesgo de que se les quemen las unidades selladas”.
Le advierto que observé los paneles solares, fuente renovable de del futuro e inesperadamente respondió sobre el agotamiento del petróleo y la necesidad de “aprovechar esa energía que viene sola, espontáneamente para nosotros. Eso se está haciendo y llegará el momento que haga falta de verdad para ahorrar a favor de la economía”.
Ángel Arturo, un hablador por excelencia recordó, que cuando era jefe de servicio de la granja, en los años setenta y pico estuvieron allí unos periodistas buscando el tesoro de La Bayamesa, una leyenda tejida en torno a una cueva existente en la loma.
“Llegamos a una unidad cuando aquí había caja de agua y La Bayamesa, era Bayamesa, con mucho plátano sembrado, se vivía. Al reportaje le pusieron el Tesoro de La Bayamesa”.
Y es franco. Piensa que allí se trabaja poco por falta de estimulación, en tanto, Vladimir Caraballo Almenares, encargado de la Policía montada a caballo, muy orondo desde su corcel, atribuyó el problema a recursos financieros para pagarles a los obreros y confirma que es la zona más tranquila del entorno en el enfrentamiento al hurto y sacrificio de ganado mayor.
LOS PROBLEMAS POR DENTRO
Ángel Ourel no quiso que cayera en el vacío la preocupación. Tomó la palabra: “Lo que pasa es que la empresa está descapitalizada. Lo vimos ayer en una reunión con el Banco, la Empresa y la Agricultura. El objetivo es que la pongan de crédito dos millones de pesos a la Empresa Pecuaria a partir de que será dirigida por el Grupo Nacional de Ganadería”.
Por lo que dijo habrá dinero para pagar y ejecutar inversiones que hacen falta. El viejo Ángel Arturo se autodenomina analfabeto en estas cosas, pero lanzó una pregunta: ¿Cuál es el proyecto con el camino?
El vicepresidente del CAM tomó la palabra y respondió que el único camino que se va a reparar este año es ese para el cual se puso el dinero, presupuesto aprobado por el órgano de gobierno local el pasado 21 de diciembre.
Invertir en La Bayamesa se justifica. La Unidad Empresarial de Base como la Cooperativa de Créditos y Servicios del lugar deben aportar anualmente 300 mil litros de leche y una parte de ellos destinados a la fábrica de leche en polvo montada en Camagüey con tecnología china.
Yaima Gallardo Hernández, de 27 años, es una joven nacida y criada en La Bayamesa. La llegada del servicio eléctrico es algo especial para ella, le elimina el dolor de cabeza que originaba la tendedera “me quemaba los equipos antes de los seis meses de garantía y los bombillos no duraban nada.
Quizás más adelante es posible que se integre a labores como técnica de nivel medio en contabilidad en educación, abandonada temporalmente para criar a los dos hijos. Sabe que es una especialidad necesaria para la economía y más en Najasa.
Audilio Fernández Cruz, de 41 años, es el esposo de Yaima y trabaja en los proyectos forestales. “Se decía y no se creía que iba a llegar la electricidad, comentó. Ella interrumpe: “de aquí no nos vamos a ir. Tenemos corriente y la escuela del niño allí mismo. Lo malo es el camino, pero el transporte particular está entrando”.
En medio de satisfacciones e insatisfacciones de los habitantes de La Bayamesa abandonamos el lugar, irradiado de confianza y de optimismo, de que el panorama económico y social allí mejorará.
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