SIERRA DE CUBITAS,CAMAGÜEY.- Los exámenes de ingreso a la Educación Superior se han convertido en una barrera complicada de vencer para muchos jóvenes en Cuba durante los últimos años. Una preparación deficiente en las escuelas y un marcado desinterés en el estudio a nivel nacional repercuten en ello, como se evidenció en la cercana provincia Ciego de Ávila durante el curso 2021-2022, cuando más de la mitad de los estudiantes presentados no lograron superar las tres asignaturas.
Sin embargo, existe en Camagüey un centro educacional que se escapa de este fenómeno. El Instituto Preunversitario Rural (IPR) Orlando González Ramírez, del municipio Sierra de Cubitas, ha logrado por siete años consecutivos que el 100 % de sus alumnos aprueben los exámenes de ingreso, con notas por encima de los 80 puntos en Matemáticas, y de los 90 en Historia de Cuba y Español-Literatura. Hoy Adelante indaga sobre los procesos formativos y los métodos que aplican allí para obtener resultados tan favorables.
Isneidy Pacios Mesa ha sido una de las principales responsables en estos éxitos, pues comenzaron justo cuando asumió el cargo de directora de la escuela hace siete años.
“Una de nuestras principales fortalezas es que tenemos completa la cobertura docente de 32 profesores. Esto nos ha permitido elevar la preparación metodológica, y por supuesto la calidad de los contenidos que impartimos a los alumnos”, comenta.
“Varias de nuestras estrategias han sido efectivas, como el diagnóstico a los muchachos en las tres asignaturas priorizadas cuando los recibimos en décimo. Así trabajamos en función de sus carencias para elevar la calidad en el aprendizaje.
“Todos los profesores viven en el territorio, lo que constituye una ventaja, pues no tienen que viajar. Nos enorgullece este claustro, es unido, proactivo y entusiasta, con principios altruistas”.
Integra ese grupo de educadores Sonia González Castro, quien además de desempeñarse como profesora de Español-Literatura, es la coordinadora del Departamento de Humanidades. Suma 32 años como docente, de ellos diez en el “Orlando González”.
“El centro ha evolucionado, desde la ambientación y limpieza hasta en la calidad de las clases. La preparación de los profesores es mejor, no nos limitamos a las orientaciones metodológicas escritas hace años, sino que nos actualizamos. Vamos logrando paso a paso las metas, y tenemos cada vez mejores graduados”.
Un reto hoy en día para los maestros representa mantener a sus alumnos motivados hacia el estudio, y la manera que ha encontrado Sonia pasa por vincular los contenidos de clase a las tecnologías y redes sociales, aunque la adaptación para ella no resulte fácil.
“He tenido que actualizarme y aprender con ellos. Realizamos clases invertidas, donde el papel protagónico lo tiene el educando, trae las experiencias buscadas en Internet y expone en el aula lo aprendido en su investigación. Desde el momento en que ellos interactúan con su celular y luego comparten la información con sus compañeros, se sienten motivados. A veces buscan más de lo que se les pide.
“La literatura a veces no es agradable para ellos, entonces nos toca motivarlos a leer. Intentamos dejarles una incógnita que los lleve a buscar, dejarlos con una sed de saber para que investiguen, que cada libro u obra que lean sea con disfrute y se queden con el mensaje. Cuando el alumno tiene el protagonismo se siente importante”.
La labor del educador, según ha aprendido, va mucho más allá de la docencia, por eso considera excelente que el profesor guía acompañe al grupo durante todo el ciclo, desde el primer año hasta el último: “Así observa las capacidades de cada uno, su contexto, la formación con la que llegan, la relación con la familia. Nos da una valoración certera de cuánto van evolucionando individualmente. Conociéndolos los podemos entender, y entendiéndolos les podemos enseñar y ayudar”.
Tanto influye en sus estudiantes que hoy se enorgullece de que una siguiera sus pasos del magisterio y ahora sea su compañera.
“Fui su monitora y me transmitió una gran pasión por su asignatura. Soy feliz de estar acá, esta siempre ha sido una escuela de prestigio en el territorio, los profesores tienen buena preparación y la directora se preocupa mucho por todo. Es un lugar que te ayuda a crecer, te fortalece”, expresa Ailén García González, quien también imparte Español-Literatura.
ASEGURAR EL FUTURO
El caso de Ailén no es el único, pues la institución trabaja con fuerza en orientar hacia las especialidades docentes mediante el colegio pedagógico.
“Son carreras preotorgadas, hacemos una formación desde la motivación en los laboratorios, el concurso de la clase, de la tiza de oro, y la atención a monitores. Los incorporamos a la práctica educativa con nosotros acá en la escuela”, explica Pacios.
Asimismo realizan actividades en conjunto con la Universidad de Camagüey, llevan a los muchachos allá para que se familiaricen con la futura profesión. En el periodo de dirección de Isneydi han egresado más de 20 estudiantes a las carreras pedagógicas para el curso regular diurno y la modalidad para trabajadores.
“Constituye un reconocimiento también para nosotros porque significa nuestro relevo, pero tenemos que seguir trabajando con este proceso porque no es algo acabado. En Sierra de Cubitas y la provincia se necesitan más profesores de Matemática y Física, que a veces el alumno no quiere estudiar por considerar más difíciles”.
“Mi mayor referente —asegura Yailén— es mi profe Nancy Domínguez. Quisiera ser algún día cómo ella, pues me transmite mucho a través de su forma de explicar e impartir las clases, nos educa y prepara. Logró que me enamorara de su asignatura”.Con Yailén González González, de 11no. grado, tienen la batalla ganada, pues asegura que lo suyo son las Matemáticas y la docencia.
“Me encanta la asignatura, venía con dificultades de la secundaria, pero aquí las superé, y ahora ayudo a otros. En el aula tenemos parejas de equilibrios, para apoyar las necesidades de los demás.
La formación vocacional en el IPR se dirige también hacia las especialidades del Ministerio del Interior y las otorgadas por la Corporación Gaviota. De esta última existen dos modalidades: la licenciatura en Turismo por la vía de los exámenes de ingreso y la formación de técnico superior de ciclo corto, que se otorga de manera directa, con posibilidades luego de iniciar otras carreras a través del curso por encuentros, al concluir los dos años de estudio.
Una experiencia novedosa vive Martha Karla Gutiérrez Pacios, quien se trasladó a estudiar el duodécimo grado en la UC, tras la implementación desde este curso del colegio universitario para aspirantes a ingresar a la carrera de Periodismo.
“Realicé las pruebas de aptitud en onceno, un reto duro, pero la preparación fue buena, con repasos en la sede de la Unión de Periodistas de Cuba en Camagüey. Pero lo que aprendí en los primeros años en el pre me ayudó mucho, especialmente Historia y Español, pues leer obras, interpretar textos y redactar fue fundamental en los exámenes”.
Las sociedades científicas son otro punto fuerte del centro, con trabajos premiados en concursos a diferentes niveles. Destacan las dedicadas a la pedagogía, las ciencias naturales, la salud escolar y las figuras de Martí y Fidel, con la intención de promover investigaciones novedosas y de impacto en el aprendizaje.
Profesionales de diversos sectores acuden al IPR cubiteño a dialogar sobre sus labores con los estudiantes, para que elijan un perfil acorde con sus gustos e intereses. En uno de esos encuentros Geily Quintero Matos decidió que quiere ser estomatóloga.
“Nadie de mi familia lo ha estudiado, pero los especialistas que han venido acá lograron convencerme, y me siento preparada para obtenerla".
A Enmanuel Usatorres Pacheco sí lo influenció el ambiente familiar en sus aspiraciones de ser ingeniero en Telecomunicaciones.
“Por mi papá, que trabaja en Etecsa, he visto de cerca ese mundo que me encanta. Ojalá algún día yo pueda dirigir en este municipio y mejorar la calidad de esos servicios acá, ser partícipe de la informatización que prioriza nuestro Presidente”.
En los últimos años ningún estudiante de su escuela ha optado por esa carrera, pero él, con promedio de 99, 70, se siente en condiciones de alcanzarla. “Aquí me han preparado, tenemos profesores extremadamente buenos, que siempre están preocupados porque estudiemos y nos orientan ejercicios, además la dirección da mucho apoyo al aula de ingreso”.
Junto a Geily y Enmanuel, suman 46 los alumnos que se presentarán este curso a las pruebas de ingreso en el “Orlando González”. Desde el centro están seguros de que nuevamente todos aprobarán y recibirán una de sus tres primeras opciones, como ya es costumbre en esta escuela de excelencia.
El ejemplo académico de este preuniversitario, que destaca también en el uso correcto del uniforme, la limpieza de las aulas, la disciplina de sus estudiantes y la participación en actividades docentes y extradocentes, merece ser tomado como modelo para obtener resultados positivos. Desde Cubitas nos demuestran que es posible.