CAMAGÜEY.- No son los tiempos del cólera… pero sí del coronavirus. Las medidas, más que desesperadas, son un asidero para garantizar la necesaria profilaxis frente al COVID-19, una enfermedad evaluada por los especialistas como muy contagiosa, y que puede llevar a la muerte. No por capricho, desde el pasado 11 de marzo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la declaró pandemia.
El país traza estrategias en aras de minimizar las posibles afectaciones. Una de las prioridades se deriva hacia el transporte en todas sus modalidades, pues el trasiego de pasajeros entraña aglomeraciones que no son recomendables sin adecuada cultura del detalle con la limpieza.
Los altos períodos de permanencia del virus en tejidos y superficies han llevado a extremar las exigencias en un permanente control del uso sistemático de sustancias neutralizantes.
DESINFECCIÓN… DESDE EL TIMÓN
La Base Intermunicipal de Ómnibus, denominada popularmente 03, mueve diariamente cientos de personas en tres rutas de alto tráfico en la ciudad: la 2, la 25 y la 222, además acoge las que rinden viajes a Santa Cruz del Sur, Lugareño (Minas), Esmeralda, Haití y Cándido González, todos con una frecuencia de dos veces a la semana (lunes y martes).
Rolando Cárdenas, su director, especifica que la respuesta del colectivo ha sido muy positiva. “Nuestro personal, en especial los choferes, aplican una solución clorada a pasamanos, asientos, espaldares, desde que comienza el primer turno, tanto en salida como en llegada”.
El jefe de operaciones Enrique Guerra Zayas aclara que la empresa, con su equipo de inspectores, además de los directivos de la Base, supervisan que las orientaciones sanitarias se cumplan estrictamente, “y no se ha detectado ninguna violación, y ahora tenemos como norma unos 12 o 13 carros cubriendo los distintos tramos que nos competen”.
En unos minutos el carro estará listo para comenzar sus operaciones cotidianas. Pero Fernando Pérez Padrón, el timonel de este ómnibus de la ruta No. 2, paño en mano, y untado en una solución clorada, repasa cada una de las superficies de pasamanos, asientos y los espaldares…
“Todo donde haya roce de las manos, le aplico la solución” —dice. “Sabemos que estamos en un momento en que se requiere la comprensión de todos para evitar contagios”.
ALERTA EN TERMINAL INTERPROVINCIAL
En la rampa de la terminal interprovincial, estaba estacionado el carro 2367 con destino a La Habana. Un grupo de pasajeros espera para abordar. Al lado del ómnibus, su tripulación espera la hora indicada para enrumbar hacia la capital.
Uno de los componentes de la dupla es Argelio Carbajal, quien no demoró en asegurar: “En nuestra instalación utilizamos los medios indicados para eliminar cualquier posible punto de infección en los carros. Eso se exige y se cumple”.
Con ello coincidió Juan Carlos Márquez, el otro chofer, así como José Sosa, jefe de turno en esa terminal, y Aleida Oliva Tamayo. Ellos dos andan atentos a que no se burlen las medidas destinadas a evitar indisciplinas en cuanto a las indicaciones establecidas por las autoridades de Salud.
“Cada vez que el salón de reservaciones se vacía por la salida de una guagua, realizamos las limpiezas correspondientes, además, en el acceso al local tenemos una barrera biológica con jabón y cloro incluídos”.
Respecto al tema, Oliva Tamayo considera que continuarán elevando los controles y rigores, en aras de darles la seguridad y tranquilidad a los viajeros que concurren.
En esa instalación, ya se sabe, hay una posta médica permanente, que ahora cobra una importancia capital, tanto en la detección como en la exigencia en la aplicación de las orientaciones del MINSAP.
Las directivas no eluden a los cuentapropistas, quienes deben portar los módulos de aseo establecidos, y aplicarlos constantemente; sin embargo, no todos lo poseen tal como sucedió entre algunos de los que esperan clientes en áreas aledañas al centro de la ciudad (intersección de las calles General Gómez e Independencia).
En ese sentido, las autoridades pertinentes (DIS y Salud) deben hacer controles con su cuerpo de inspectores. Algo queda claro, clarísimo: el COVID-19 no puede tener pasaje…