CAMAGÜEY.- La noticia es dolorosa. Tras enfrentarse con tenacidad a la terrible enfermedad neoplásica maligna ha dejado de existir esta infatigable mujer: Haida Rosario Díaz Figueredo, a quien todo el mundo cariñosamente identificaba como Haidita, tanto en el sector campesino como por el resto de los camagüeyanos que la conocieron.

Ella estuvo durante más de 20 años en la organización que agrupa a los hombres y mujeres de campo, presidió la ANAP de los municipios Camagüey y Jimaguayú, y asumió esa responsabilidad a nivel provincial durante nueve años, durante los que supo conducir a la organización con la condición de destacada.

Fue cuadro destacado nacional en dos ocasiones, firmó el Libro de Honor de la mujer camagüeyana, recibió la distinción Antero Regalado Falcón, la Medalla Romárico Cordero, el sello 60 aniversario del congreso campesino en armas, el 60 de la constitución de la ANAP

Resultó acreedora del Sello José Ramírez Cruz, delegada del X, XI y XII Congresos de la ANAP, al VII del Partido Comunista de Cuba, miembro del Buró Nacional de la organización y del comité nacional, así como del Comité Provincial del Partido y a Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana.

Una vez confesó a Adelante Digital que le gustaba la cocina, el dominó; y que paradójicamente temía las ranas siendo capaz de agarrar a un “chipojo” o un majá; también señaló que se escapaba, cuando podía, de las formalidades del cargo, cogía un coche y visitaba a los amigos, algo muy propio de quien le encantaba conversar. “Soy feliz porque soy útil. Mi alegría es mi familia, mi trabajo y mis compañeros”, ese, y la defensa de su campesinado constituían las esencias de quien nunca dejó de trabajar, de querer y de respetar la tierra.