CAMAGÜEY.- Desde mi experiencia en el periodismo cultural, he sido testigo de cómo la crítica ha pasado de ser un ejercicio de mediación y autoridad a un terreno en disputa entre la inmediatez, la viralidad y la opinión masiva. En un panel de la Feria del Libro en Camagüey, reflexionamos sobre si realmente seguimos jerarquizando contenidos con criterio o si estamos atrapados en una ilusión de democratización donde todo parece tener el mismo peso.
Nos enfrentamos a un escenario complejo donde la mediación tradicional ha perdido fuerza y donde ejercer el criterio supone un riesgo ante la inmediatez, la polarización y la cultura del “me gusta”. La crítica y el periodismo han visto transformada su función de mediadores esenciales en un ecosistema donde la opinión masiva y los algoritmos determinan lo que se visibiliza.
LA DÉCIMA APUESTA
En este contexto, la intervención de Pedro Péglez, líder del grupo Ala Décima, aportó una perspectiva concreta sobre la crítica literaria y la décima en Cuba. Péglez se autodefinió como comentarista más que crítico: “Yo no soy un crítico literario. Yo me considero un comentarista”. Luego, destacó la importancia de documentar la revitalización de la décima en las últimas décadas, para subrayar la falta de un estudio crítico serio sobre esta forma estrófica.
Esa mirada atenta le ha permitido identificar, registrar y sistematizar lo que considera la revitalización de un movimiento, desde finales de los años ochenta hasta principios de los noventa de siglo pasado. Antes que hacer una disección de la obra, enfatizó: “Nos dimos a la tarea de la comprensión de que el fenómeno de revitalización estaba sucediendo”. Ese primer punto de giro, considera, se produjo con el libro El mundo tiene la razón, de José Luis Serrano, merecedor del Premio Nacional Cucalambé de 1994, y del que solo se imprimieron 300 ejemplares.
Además, resaltó el archivo digital que ha construido a lo largo de los años, gestionado desde su blog que ya atesora 5000 entradas; y mencionó su próximo libro, La décima apuesta, que dispone en la introducción de una entrevista concedida a Roberto Manzano, con el pretexto de un recorrido histórico, tanto por la travesía de esta zona de la literatura, como de las influencias y derroteros de Ala Décima: “En Espejo de paciencia es, hasta ahora donde sabemos, la primera aparición de la décima en Cuba”, afirmó acerca del texto escrito por el canario Silvestre de Balboa en 1608 y que es conocido como la obra fundacional de la literatura cubana.
Al cierre de su exposición fue rotundo: “No creo que se esté haciendo un trabajo serio de crítica literaria en el caso de la décima escrita, pero no ha habido detención. Me niego a aceptar que la décima está estancada o no estancada. Para eso hay que hacer un estudio que no se ha hecho”.
A TRABAJAR EN RED
Por su parte, Karel Leyva analizó la desconexión entre la crítica, el periodismo y los públicos debido a la falta de estrategias de comunicación efectivas. Señaló la necesidad de aprovechar los medios tradicionales, pues “todavía la gente en Cuba oye la radio, ve la televisión y busca el periódico”. Además, lamentó que las revistas no trabajen en red y que se desestime la urgencia de una comunicación constante en el ecosistema digital.
Elogió la labor de Péglez en el Periódico Trabajadores, pues “es el único periódico que mantiene un concurso literario, el Regino Pedroso”; mientras que lamentó que las revistas no trabajen en red, y que se desestime la urgencia actual de una comunicación diaria en el ecosistema digital. “Amnios es la mejor revista, pero que sale cuando se puede”, ejemplificó sobre un proyecto al que ha sugerido reconsiderar la posibilidad de también circular de manera digital, no exclusivamente impresa.
En ese sentido, enfatizó en la labor del proyecto Claustrofobias como un ejemplo exitoso de promoción literaria en plataformas digitales y destacó la importancia de explorar todos los recursos posibles para la difusión cultural: “Creó una biblioteca digital y ha sido una propuesta que dinamizó el discurso, que logró miles de seguidores y se volvió necesaria para nosotros. Sus creadores hoy están en cursos en México y España. Ojalá sostengan el trabajo. Gente nuestra seguirá trabajando para Cuba en tanto queramos nosotros.”
Leyva, que ha regalado en formato digital libros de la Colección Sur, editorial del Centro Cultural CubaPoesía, insistió en aprovechar todas las posibilidades para la promoción: los carteles y todo el despliegue gráfico como logra ejemplarmente Ediciones La Luz, los medios tradicionales, las redes y la comunicación directa con las personas.
LA CRISIS DE AUTORIDAD
Antes, los críticos y periodistas establecían criterios y jerarquizaban las obras culturales. Hoy, la democratización de la información ha diluido esa función, generando interrogantes: ¿qué valor tienen ahora la opinión experta y la mediación crítica? Plataformas como Rotten Tomatoes muestran consensos masivos, no necesariamente excelencia, mientras que booktubers y booktokers impulsan libros por su emotividad viral más que por su calidad literaria.
El periodismo y la crítica enfrentan el reto de la velocidad: lo inmediato prima sobre lo reflexivo. Mientras los periodistas investigan, las redes ya han definido un relato basado en imágenes descontextualizadas. No obstante, el auge de pódcast narrativos como Radio Ambulante o The Daily demuestra que el periodismo pausado sigue siendo necesario para comprender la complejidad de los hechos.
Fotos: Leandro Pérez Pérez/Adelante
Las plataformas digitales han desplazado la crítica tradicional por la opinión masiva. Críticos que emiten valoraciones negativas sobre obras populares pueden enfrentar linchamientos digitales, como sucedió con un periodista que cuestionó la serie Euphoria y recibió miles de amenazas. En el caso de TikTok, canciones resurgen por tendencias algorítmicas, desafiando los criterios artísticos tradicionales.
La agenda informativa ya no la marcan exclusivamente los editores y periodistas. Redes sociales y algoritmos han modificado ese proceso, poniendo en tela de juicio el papel del periodismo como mediador. Ejemplos como el escándalo de Cambridge Analytica evidencian cómo la manipulación algorítmica puede influir en procesos electorales y en la percepción de la realidad.
LA CRÍTICA COMO RESISTENCIA
En un tiempo donde el mercado y las grandes plataformas imponen narrativas, la crítica debe ser un espacio de resistencia, una invitación a leer entre líneas y desafiar lo establecido. La escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie ha denunciado cómo el mercado editorial prioriza cuotas de diversidad sobre el valor literario, planteando el dilema: ¿debe la crítica seguir tendencias o desafiar narrativas impuestas?
Nos encontramos en un momento de transición. La crítica y el periodismo deben redefinir su función sin renunciar a su esencia. La jerarquización de contenidos es inevitable, pero la pregunta clave es: ¿quién la ejerce y con qué criterio? En un mundo saturado de información y opiniones, la verdadera resistencia radica en mantener la profundidad, el análisis y la honestidad intelectual. Como periodistas y críticos, tenemos la responsabilidad de no ceder ante la superficialidad del algoritmo ni el miedo a la opinión pública. La crítica sigue siendo un espacio de resistencia, pero solo si estamos dispuestos a ejercerla con rigor y valentía.