CAMAGÜEY.- Recientemente, tuve la oportunidad de asistir a dos festivales en España, centrados en la intersección entre tecnología y arte visual, con un enfoque particular en el videomapping. Me llamó la atención la cobertura mediática de ambos.

Fui invitada al Festival Internacional de las Artes de Castilla y León (FÀCYL) en Salamanca y al festival Mapping Me! que se inserta dentro de la Semana Renacentista de Medina del Campo, Valladolid. Esta experiencia no solo me enriqueció a nivel artístico, sino que también me permitió reflexionar sobre la manera en que los medios de comunicación abordan las manifestaciones culturales en diferentes contextos.

Predominó un enfoque superficial, centrado en anunciar la cartelera sin ofrecer un análisis más profundo de los eventos. Aunque quizás hubo algún análisis detallado que no pude encontrar, lo cierto es que prevaleció lo que podríamos llamar “eventismo”. La tendencia a tratar los festivales de arte como simples acontecimientos, sin ahondar en su significado o impacto, no es exclusiva de España. En Cuba es un problema similar que se discute frecuentemente en círculos profesionales, pero que aún no encuentra solución.

Esta situación me lleva a cuestionar si el periodismo cultural de hoy está verdaderamente capacitado para ofrecer una cobertura rigurosa que sea, al mismo tiempo, accesible, relevante y personalizada. En un contexto donde las circunstancias cambian rápidamente, es crucial que los periodistas culturales nos adaptemos, o corremos el riesgo de quedar fuera de juego. Como bien señala la periodista española Charo Ramos, debemos hacerlo desde la generosidad, preguntándonos qué podemos aportar, qué necesitamos aprender y en qué aspectos debemos trabajar para mejorar.

En el caso del videomapping, una forma de arte que fusiona tecnología y creatividad, la falta de cobertura y análisis crítico en los medios es especialmente preocupante. Este vacío puede deberse a varias razones: desconocimiento del medio, tecnofobia o incluso la subestimación de su valor artístico. Sin embargo, la ausencia de una crítica informada y rigurosa tiene consecuencias negativas tanto para los artistas como para la percepción pública de esta disciplina.

La crítica de arte ha sido fundamental para el desarrollo y reconocimiento de nuevas formas artísticas a lo largo de la historia, desde la fotografía hasta el cine y el arte digital. Por lo tanto, una mirada crítica y bien informada puede no solo motivar a los creadores de videomapping a superarse e innovar, sino también educar al público y valorar la creatividad que hay detrás de estas obras. Hablo de videomapping, pero el asunto es válido para otras artes y prácticas culturales.

Es en este contexto donde la labor del periodista cultural cobra una importancia vital. No solo se trata de informar, sino de ofrecer una perspectiva que permita al público comprender y apreciar las nuevas formas de arte. En mi experiencia reportando desde España, me esforcé por adoptar esta perspectiva, y el reconocimiento que recibí por ello me reafirma en la importancia de este enfoque. No se trata de vanidad, sino de la satisfacción de saber que nuestra labor tiene un impacto positivo y significativo.

En un mundo donde la cultura a menudo es reducida a un simple espectáculo pasajero, nuestro deber como periodistas culturales es poner en valor todas nuestras competencias, generando o aprovechando oportunidades que nos conecten como generación. Debemos involucrar a todas las instituciones y organizaciones posibles para asegurar que el arte y la cultura reciban la atención y el análisis que merecen. Solo así podremos contribuir a la transformación de nuestra sociedad, empezando por la manera en que entendemos y valoramos la cultura.