Luego de confirmarse un fatal accidente aéreo, en el noroeste iraní, cercano a Azerbaiyán, en el que falleciera el presidente de la República Islámica de Irán, Seyed Ebrahim Raisi, la nación asiática decretó cinco días de duelo nacional. En su mensaje luctuoso, el líder supremo, ayatolá Seyed Ali Jamenei, declaró que “este trágico incidente ocurrió mientras estaban en servicio; durante todo el tiempo de responsabilidad de este hombre noble, ya sea durante su breve período como presidente o antes de eso, siempre se dedicó incansablemente al servicio del pueblo, del país y del Islam”.
En Cuba al conocerse la noticia, el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez expresó en la red social X: “El Partido, el Gobierno y el pueblo de #Cuba lamentan profundamente la pérdida de un gran amigo, político admirable y querido por su pueblo: el Presidente de la República Islámica de #Irán, Ebrahim Raisi, de su canciller Hossein Amir Abdollahian y sus acompañantes”, y se decretó duelo oficial, desde el 21 de mayo hasta el 22 de mayo de 2004.
Como en episodios similares, la nación persa manifiesta su dolor en las calles mediante multitudinarias concentraciones y reafirma también la disposición a continuar la obra de sus mártires.
Al aplicar cabalmente la Constitución iraní, Jamenei designó al vicepresidente primero, Mohamad Mojber Dezfuli, como presidente interino, quien, en un plazo máximo de 50 días –junto con los líderes de los poderes legislativo y judicial–, debe tomar todas las medidas para elegir a un nuevo mandatario.
De 63 años de edad, Ebrahim Raisi era sumamente estimado por su entrega total. No por gusto Jamenei lo consideraba un “servidor sincero y leal, y de gran valor. Para él, la satisfacción y el consentimiento del pueblo, que reflejan la complacencia divina, eran preferibles a todo lo demás”. A raíz de semejantes pronunciamientos, analistas internacionales de Occidente intentan descifrar un supuesto mensaje oculto dirigido a los políticos iraníes aspirantes a los cargos que ahora quedan vacantes.
Varios medios de prensa tendenciosos ven una relación directa entre cualquier cambio en la cúpula política de Irán y temas de máximo interés para la comunidad mundial: el programa nuclear iraní y las tensas relaciones con los Estados Unidos, así como el apoyo persa a las resistencias islámicas que combaten a Israel, ya sea la palestina con Hamás, la libanesa de Hezbolá o los hutíes en Yemen. Se trata de especulaciones alarmistas sobre tendencias internas, las cuales nunca han faltado alrededor de Irán, importante actor geoestratégico en el Oriente Medio y el Sur Global. (1)
Igualmente circulan teorías sobre la responsabilidad sionista y de sus servicios secretos en el lamentable suceso, habida cuenta los episodios recientes de intercambio de misiles que se dieron entre los dos países, considerados, uno al otro, enemigos. De momento, Teherán se ha circunscrito a los hechos concretos e incluso se ha centrado únicamente en las malas condiciones climáticas que envolvieron el vuelo o en el defectuoso estado de los aparatos aéreos. Se espera una investigación más amplia.