Camagüey.- Para el senador por el Estado de la Florida, Marcos Rubio, la reanudación de los vuelos aéreos comerciales desde los Estados Unidos hacia Cuba, después de más de 50 años de interrumpidos, ha sido motivo de disgusto a tal punto, que en concomitancia con otro senador, Robert Menéndez, también de origen cubano, se han visto en la “obligación” de presentar un proyecto en el Senado para detener dichos vuelos hasta tanto se compruebe que la seguridad aeroportuaria de la Isla garantiza la vida de los pasajeros estadounidenses que arriben aquí.
Llama la atención la “preocupación” de este frustrado aspirante presidencial en las elecciones del venidero 6 de noviembre, cuando el controvertido Donald Trump lo dejó en el camino republicano de las primarias, porque que se sepa, nunca durante las aventuras bélicas de su país, digamos Afganistán e Irak, donde sí existían reales peligros letales, haya propuesto detenerlas para evitar que mueran, como han muerto, más de cinco mil ciudadanos estadounidenses en esas guerras, sin mencionar las estadísticas de mutilados y heridos por esa parte, y los cientos de miles de víctimas fatales que ocasionaron a esos pueblos.
Por eso, resulta sospechosa esta intranquilidad, este “ataque” de inseguridad de Marcos Rubio, este temor de que pudiera perderse una vida norteamericana en los aeropuertos cubanos, cuando nunca lo hemos sabido elevar una protesta, aunque fuera en su débil voz, por los brutales asesinatos policiales de sus conciudadanos negros, y llamar a detenerlos.
El proyecto presentado por el binomio republicano ante el Senado se titula Ley de Seguridad Aeroportuaria Cubana (Casa) y en síntesis considera “irresponsable la apertura de la rutas comerciales sin una verificación de las medidas de control y supervisión en los aeropuertos cubanos que favorezcan la seguridad de los estadounidenses, y solicitan una moratoria para los vuelos hasta tanto se compruebe el cumplimiento de ciertos requisitos mediante una evaluación competente”.
De paso, como sustento adicional del engendro legislativo apelan a los peligros existentes en el mundo actual, que muchos con mentalidades como la del binomio ha contribuido a crear, para inducir a vincular a Cuba ese escenario de violencia y amenazas, y acusar a Obama de anteponer su legado a la seguridad de los norteamericanos que viajen a Cuba.
Desde luego que todos, por lo menos nosotros y los que conocen la calaña de estos senadores y los intereses que defienden sabemos, que lo menos que les preocupa a Marcos y a Robert es la seguridad de sus conciudadanos, que lo pretendido es torpedear el proceso de regularización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba y para ello, levantan cuantos obstáculos mentirosos y manipulados estén a su alcance, para lograrlo.
Por lo tanto, es “natural” que ignoren todo el proceso que precedió al reinicio de los vuelos comerciales desde la nación norteña a la Isla, los numerosos intercambios de personal especializado, verificaciones, controles, comprobaciones y en fin, todo lo que tiene que ver con la seguridad de los pasajeros, que en modo alguno son requisitos desconocidos para los trabajadores aeroportuarios cubanos.
Antes del primer vuelo de la JetBlue Airways, que abrió la ruta por el aeropuerto internacional de Santa Clara, provincia central de Villa Clara, el pasado 31 de octubre, las autoridades estadounidenses habían reconocido la colaboración recibida de la parte cubana en el aseguramiento de todos los detalles y requerimientos técnicos y logísticos, para el feliz arribo del Airbus A-320 en el que viajó Anthony Foxx, secretario de Transporte, numerosos pasajeros, ( ninguno en calidad de turista porque el gobierno se lo prohíbe) periodistas y altos directivos de la empresa aérea, todo lo que aconteció tal como se había previsto, sin el más mínimo incidente, y con la plena satisfacción de los viajeros, que tuvieron a bien expresarlos en las entrevistas periodísticas de la TV y otros medios informativos.
Dicen que no hay peor sordo que el que no quiere oír y esto parece estarle pasando al senador Rubio y su colega, pues los aeropuertos que hasta ahora han recibido vuelos procedentes de los Estados Unidos, el mencionado de Santa Clara, Cienfuegos, Holguín y Camagüey, todos obtuvieron la certificación de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) de los Estados Unidos de Norteamérica, para su tranquilidad.
De todas formas, sería oportuno recordarles a ambos, que en la actualidad vuelan con destino a los aeropuertos cubanos 110 líneas aéreas de los más diversos países, sin ningún incidente en 15 años, conduciendo a la gran mayoría de los más de tres millones de turistas que recibimos anualmente y ello es más que prueba de la seguridad que ofrecemos y del buen servicio que brindamos.
Confiamos en que su nocivo proyecto, tanto para el pueblo norteamericano como para nosotros no prospere, y que las 10 aerolíneas programadas para conectar 13 ciudades estadounidenses con 10 destinos en la Isla se materialicen y que podamos llegar a los 110 vuelos diarios hacia Cuba y en un tiempo no lejano, también nuestras naves aéreas viajen a los Estados Unidos, como está previsto, para beneficio de ambos pueblos.