CAMAGÜEY.- ¿Cuántas veces hemos googleado el nombre del actor de la telenovela del momento? ¿O hemos buscado en Instagram o Facebook el perfil de nuestro músico o atleta favorito? Desde siempre los gustos y estilos de vida de las personas exitosas han atraído el interés colectivo, y en la misma medida que entretienen e inspiran, también influyen en nuestra realidad.

Si buscamos en el diccionario la palabra influencia, encontraremos que se define como el poder de una persona o cosa para determinar o alterar la forma de pensar o de actuar de alguien. De este concepto podemos deducir que influir está ligado a generar confianza, compartir experiencias, conocimientos, opiniones y a causar un efecto.

A propósito, en los últimos años se ha puesto de moda el concepto de influencer. Un influencer es toda aquella persona activa en las diversas redes sociales y que, por su modo de vida, trabajo o creencia, tiene un peso directo en un cierto número de seguidores y usuarios. Expresan diversas opiniones y en muchas ocasiones surgen naturalmente, casi sin proponérselo.

Son personas apasionadas por diferentes temas, que eligen compartir en las redes su visión particular de aquello que más les gusta. Su talento para comunicar los vuelve capaces de marcar tendencia y de generar cambios en hábitos de vida y consumo. Ello no significa que todos los contenidos tratados por los influencers sean confiables. De hecho, muchos utilizan su alcance para comunicar a sus miles de seguidores informaciones falsas o aconsejar erróneamente sobre distintos temas como la nutrición o los cuidados de la piel. Otros, a riesgo incluso de sus vidas, se atreven a polemizar de política y causas sociales.

Las actividades que practican son diversas, así como las plataformas en las cuales se desarrollan. Entre estas prevalecen con mayor fuerza Facebook, Instagram, X (antes Twitter), Youtube y otras no tan conocidas o empleadas como Tik Tok o Twitch.

Recientemente el diario español El País publicó resultados de una investigación que revela que a uno de cada tres adolescentes en España le gustaría dedicarse a trabajos relacionados con la creación de contenidos en Internet.

Lo cierto es que la vida digital se ha convertido en un complemento de la real y una herramienta básica para interactuar con los demás. Cada vez empleamos más las palabras enlace, reel, compartir, like o hashtag en nuestro vocabulario. Según datos de Brandwatch, plataforma que facilita la recopilación de datos en Internet, una persona tiene en promedio cinco cuentas en redes sociales, las cuales usa con regularidad. Si analizamos con detalle nuestro día a día quizás es muy probable que comprobemos un hecho: pasamos más tiempo en las redes sociales que en actividades básicas como comer y nuestro aseo personal.

Sin lugar a dudas la vida online se ha convertido en la “huella” de nuestra generación, pero debemos tener cuidado de no dejarnos "influenciar" demasiado por personas ajenas a nuestra realidad o con estilos de vida diferentes al nuestro. Claro que podemos disfrutar de los diversos contenidos en las redes sociales, sobre todo si son afines a nuestros gustos y estilos, pero siempre de una manera segura y responsable.

De los influencers nacidos de las redes, como de las celebridades, recibamos lo educativo, lo entretenido, lo ç informativo y lo inspirador. “Dime quién te influencia y te diré quién eres”, podríamos afirmar hoy.

Elijo influencias como esos discursos de famosos que nos hacen pensar y crecernos, como el pronunciado por la cantautora Taylor Swift al recibir su título de Doctor honoris causa en la Universidad de Nueva York: “La vida puede ser pesada, especialmente si intentas cargarla toda al mismo tiempo. Parte de crecer y moverte hacia otros capítulos de la vida es sobre ‘pescar y liberar’ (…). Decide qué es tuyo para conservar y deja ir lo demás. Casi siempre, las cosas buenas en la vida son más ligeras, así que hay más espacio para ellas”.