CAMAGÜEY.- Contrario a lo que pudiera indicar la razón y la normalidad, aquí el relajamiento solo nos infecta la insensatez social. Nada de bajar la guardia en el asedio al virus. En la provincia, como en toda Cuba, no dejamos de rastrearlo con dureza. Este lunes 22, iniciando la que pudiera ser la sexta semana sin reportar nuevos positivos que representen riesgo biológico, fueron procesadas 58 muestras de camagüeyanos. Todas negativas.

(Camagüey se puso tensa en la jornada del 11 de mayo cuando reportó 7 casos y superó a La Habana en la tasa de incidencia; en esa propia semana, el 16, otro residente del municipio de Florida engrosó la estadística nacional. Sin embargo, debemos aclarar que la residente camagüeyana proveniente de México que descolló en el parte del 14 de junio aunque cuenta en nuestras estadísticas y puso en alerta a la altísima e inentendible cifra de 22 contactos, no representa riesgo epidemiológico).

Hoy martes, con la entrada de Matanzas a la primera fase de la etapa de recuperación de la COVID- 19, son 15 los territorios que, de manera gradual, ya disfrutan de la llamada nueva normalidad. Solo la provincia de La Habana falta por sumarse a esa realidad otra que sigue demandando más cordura en el número de contactos y menos focos de transmisión de la irresponsabilidad en todo el territorio nacional. Porque ese es otro virus que en paralelo nos sigue doblegando.

Los indicadores sanitarios que avalan el privilegio de esta primera fase no nos exime de continuar con la disciplina, la higiene y la sospecha. La posibilidad y la probabilidad puede estar en todas partes. Hasta la fecha de hoy resultan 101 los casos con la enfermedad sin precisar la fuente de infección y 1254 los asintomáticos. Sí, nunca fue más válida la desconfianza y la descortesía ante un abrazo.

Por otra parte, o en esa misma parte, sobresale una vez más que tampoco nuestros niños se salvan ante el contagio. Este martes una adolescente de 18 años fue confirmada (de los tres positivos reportados por tercer día consecutivo), con la cual llegamos a 250 pacientes en edad pediátrica con la enfermedad; son 19 los casos aún activos en este grupo. Es junio. No hay clases ni escuela. Y el aumento del calor activa la “estación” verano. Pero las de ahora son unas vacaciones “anormales”. Nuestros niños que sigan disfrutando de su anormalidad, en casa. Normalmente, esa sigue siendo tarea de mamá y papá. Los grandes no dejemos de copiar tal lección.

Pudiéramos confiar en que los 108 casos que aún clasifican como activos terminarán de cursar la enfermedad con “normalidad”. Sin sobresaltos para los nervios de un país y de las estadísticas. Son 20 los fármacos incluidos en los protocolos de los tratamientos a nuestros pacientes; solo una se mantiene en estado crítico estable; mantenemos a raya el lamentable número de 85 fallecidos (en la fecha de hoy nos ubicamos en el lugar 95 respecto a la tasa de letalidad entre los 185 países con presencia de la COVID- 19); y a pesar de los alientos seguimos sobrepasando las 2 000 muestras de PCR diarias a la caza del virus; y continúa la tendencia hasta a triplicar las altas en relación a los confirmados por fecha (hoy tres confirmados y 10 altas).

De acuerdo con Francisco Durán García, director de Epidemiología, del Ministerio de Salud Pública, en las próximas semanas la población podrá conocer los resultados de un estudio que dará cuenta del comportamiento de la enfermedad en Cuba según raza, tipo de sangre, entre otras variables. Presumiblemente, nuestro país se ubica en la misma cuerda de investigaciones internacionales que evidencian que las personas con sangre A son más propensas a adquirir el Sars Cov 2 y a evolucionar hacia las complicaciones.

Además, el doctor Durán se refirió a otro patógeno que desde este martes nos invade y del cual se asesoró con el doctor José Rubiera, según dijo. El llamado polvo del Sahara ya circula orondo por el oriente del país. El evento, considerado el más agresivo de los últimos 50 o 60 años, impone arreciar la “nueva” costumbre de la mascarilla. La elevada concentración de partículas de polvo puede provocar perjuicios en personas con trastornos respiratorios. Y en casa, el obstinado polvo nos obliga a no descuidar la rutina asumida por el obstinado virus del paño húmedo en las superficies.

En esa fase andamos: la anormalidad de la normalidad.