CAMAGÜEY.- La neumonía es el proceso inflamatorio agudo del parénquima pulmonar (tejido encargado del intercambio gaseoso), de causa infecciosa y evidenciado por manifestaciones clínicas dependientes de la edad y del estado nutricional del niño. Es un padecimiento que puede evitarse y que ha disminuido su incidencia gracias a las medidas higiénico-sanitarias aplicadas para prevenir la COVID-19.

Para indagar sobre la neumonía en edades pediátricas, acudimos a la Dra. Yanet Loret de Mola Bueno, especialista de 1er. grado en Medicina General Integral (MGI), de 2do. grado en Terapia Intensiva y Emergencia Pediátrica, del hospital pediátrico provincial Eduardo Agramonte Piña.

La también Máster en Enfermedades Infecciosas y Profesora Asistente de la Universidad de Ciencias Médicas de Camagüey dio a conocer que consiste en el proceso inflamatorio agudo del parénquima pulmonar (tejido encargado del intercambio gaseoso) de causa infecciosa, evidenciado por manifestaciones clínicas dependientes de la edad, del estado nutricional del niño y de la causa de la neumonía. Este padecimiento se acompaña de infiltrados inflamatorios en el examen radiográfico de tórax.

¿Cómo se comporta la neumonía en los niños en cuanto a número de casos?

—Es un motivo frecuente de consulta pediátrica y hospitalización. Constituye la principal causa infecciosa de muerte en los niños de todo el mundo, se presenta con mayor frecuencia en los menores de cinco años y son los que tienen mayor posibilidad de padecer neumonía grave, de ahí la posibilidad de exhibir la más alta tasa de mortalidad y dentro de ellos los menores de un año conforman el grupo etario más vulnerable.

“Se ve con más frecuencia en los varones, los cuales son más susceptibles a adquirir infecciones, porque en las hembras influye el cromosoma XX (encargado de dar mayor apoyo inmunológico en el primer período de la vida). Tal consideración hace que el sexo masculino se considere, solo por eso, un factor de riesgo”.

¿Cuáles son otros factores de riesgo?

—La corta edad. Hay una mayor incidencia en los menores de cinco años, debido al bajo desarrollo de los mecanismos de defensa del aparato respiratorio y tener mayor inmadurez inmunológica, además, por las frecuentes infecciones virales en niños pequeños, las que afectan los mecanismos defensivos locales del aparato respiratorio y predisponen a la adquisición de neumonía. El bajo peso al nacer, la prematuridad y la desnutrición son factores de riesgo importantes. Las enfermedades crónicas de base, como las cardiopatías, las nefropatías, entre otras, propician la adquisición de esta dolencia por la inmunosupresión (defensas bajas), influye igual la ausencia o suspensión precoz de la leche materna exclusiva y la falta de inmunizaciones (vacunación incompleta).

“No podemos olvidar la contaminación del aire interior ocasionada por el uso de biomasa (ejemplo: leña o excrementos) como combustible para cocinar o calentar el hogar. El hacinamiento y el consumo de tabaco por parte de los padres aumentan los riesgos para adquirir la neumonía”.

¿Cuándo puede asegurarse que estamos ante una neumonía grave?

—Al aparecer fiebre de manera persistente y alta, o sea, de 38,5 °C o más, signos de insuficiencia respiratoria dada por frecuencia respiratoria elevada y rápida (taquipnea), quejido respiratorio, aleteo nasal, tiraje generalizado (retracciones del tórax, entre las costillas y por debajo de estas, por encima de las clavículas y del esternón), movimiento paradójico del abdomen y el tórax durante la respiración, cianosis (coloración azulada de la piel y las mucosas) peribucal, de las uñas o generalizada.

“En el niño menor de un año vemos la aparición de movimientos de la cabeza durante la respiración.

“Se añade la incapacidad para beber o vómitos de todo lo ingerido, puede disminuir la cantidad de orina, y que se le inflame o distienda el abdomen. Todos estos signos que hablan de aparición de complicaciones graves.

“Tales manifestaciones clínicas, y en los niños pequeños, menores de un año, el rechazo al pecho, el decaimiento o irritabilidad, que llore mucho o duerma más de lo acostumbrado, son alertas para que la familia se dé cuenta de que su bebé padece de esta afección”.

¿Las neumonías son evitables?

—Al conocer y evitar los factores de riesgos que predisponen a adquirirla, podemos disminuir su incidencia y prevenir la aparición de neumonías graves. Debe tenerse especial cuidado en la atención prenatal a la embarazada con el fin de evitar la prematuridad, el bajo peso al nacer.

“También es importante ofrecer lactancia materna exclusiva a los niños hasta los seis meses de edad. En caso que el niño padezca una enfermedad de base cumplir estrictamente con el tratamiento y las indicaciones médicas, así como su seguimiento por los especialistas indicados. Evitar el hacinamiento, no fumar en casa, ni en ningún lugar donde se encuentre el niño, ni tampoco manipular al bebé después de haber fumado pues inhala la nicotina adherida a la ropa y el pelo.

“Es fundamental cumplir con los esquemas de vacunación de los niños, mantener una adecuada higiene del hogar, lavarse las manos frecuentemente, tanto las del niño, como las de sus padres o cuidadores. No permitir que el pequeño esté en contacto con personas enfermas”.

¿A qué médico acudir en caso de enfermar el niño?

—Ante la aparición de cualquier síntoma llevar al niño de inmediato al médico de familia que lo evaluará oportunamente e indicará tratamiento y seguimiento del mismo. En caso de necesitar interconsulta él solicitará al pediatra su evaluación.

¿Cómo se ha comportado este tipo de afección en tiempos de la COVID-19?

—La pandemia de la COVID-19 se ha extendido a casi la totalidad de los países y territorios, incluido Cuba, constituye un desafío a la salud mundial. El virus SARS-CoV-2 se transmite a través de las gotitas generadas cuando los pacientes tosen, estornudan o hablan. La sufren aquellas personas que viven, estudian, trabajan o tienen otras formas de contacto cercano con un paciente o individuo sospechoso. También las gotas que contienen el virus se depositan en la superficie de los objetos, que pueden tocarse con la mano y el virus puede pasar de la mano contaminada a la mucosa de la boca, la nariz y los ojos y provocar una infección.

“El uso del nasobuco, el distanciamiento social y la adecuada higiene de las manos, son las medidas recomendadas para controlar la transmisión, las cuales son igual de efectivas en evitar el contagio de las infecciones respiratorias agudas en general, incluida la neumonía, por lo cual se ha logrado disminuir la incidencia de neumonía y sus formas graves en todos los grupos de edades pediátricas, en tiempos de la COVID-19”.

Desde su experiencia, ¿cuáles de las medidas adoptadas para evitar el contagio de la COVID-19 deben quedarse como hábitos cotidianos?

—Cuando la pandemia haya pasado debemos continuar con la adecuada higiene de las manos, en el hogar y de los lugares donde estén los niños, como escuelas, círculos infantiles, debe ser un aspecto valioso a considerar. Evitar exponer a nuestros niños a conglomerados de personas y hacinamiento. No besarlos en la cara, ni en las manitos, no hablarles cerca, solo se admitiría a su mamá si no está enferma y si ella presentara alguna afección debe utilizar el nasobuco al entrar en contacto con el pequeño y lavarse las manos frecuentemente para manipularlo a él, sus alimentos y sus objetos.

“Es vital no permitir que el niño esté cerca de otras personas enfermas bajo circunstancia alguna. Cumplir con el esquema de vacunación que le corresponde. No exponerlos a ambientes contaminados, ni fumar en los lugares donde ellos se encuentran”.

¿Podría sugerir una regla de oro para evitar la neumonía u otras infecciones respiratorias?

—No hay otra más eficaz que la prevención mediante las medidas orientadas. Cuidemos de nuestros niños.