• Arriba esas copas, ¡salud!

    Basta un breve viaje al pasado para recordar aquella traumática experiencia: la culpa, la confusión. Algunas tuvimos en la puerta a mamá, esperándonos para saber el motivo de la ida apresurada hacia el baño. A otras las sorprendió en las aulas, sin más escapatoria que caminar entre las risas de los compañeros o amarrar un abrigo a la cintura.