A las cuatro de la tarde, justo cuando el apagón programado dejó a oscuras la sala José Marín Varona en Camagüey, comenzó un concierto íntimo y profundamente simbólico. El barítono español Luis Alberto Llaneza, con más de 25 años de vínculos con Cuba, ofreció un repertorio que cruzó siglos, geografías y emociones, en una ciudad atravesada por el cansancio de los cortes eléctricos y el desánimo social. Pero la música —y una pequeña batería que salvó al piano eléctrico de la pianista camagüeyana Yalim Toledo— hizo su milagro cotidiano: insistir.