Cuando supe el resultado del plebiscito en Chile, y el rechazo a una nueva constitución que desplazara la heredada de los tiempos de Pinochet, no pude dejar de pensar en los cientos de mutilados a manos de los carabineros, los ojos dañados por los gases lacrimógenos, gente enfrentándose sin más armas que su cuerpo a cañones de agua y otros artefactos de los tiempos de la dictadura.