Cuenta la leyenda y prueban los relatos históricos que la actual ciudad de Camagüey nació en el espacio donde se localiza el Parque Agramonte. Ese punto marca un kilómetro cero en el camino escrito de la identidad cultural de la región. Por eso provocan tristeza los cuatro gladiolos con príncipes negros depositados allí esta mañana en una escena formal. No hay justificación posible, porque la ofrenda más grande, la más bella y auténtica como la cultura, debería estar allí, al pie de la bandera de ribetes dorados que sí ondea rebelde en el corazón de ese sitio. Hoy es el día principal de la Semana de la Cultura Camagüeyana, y su mayor argumento está en el parque Agramonte. En lo que dejamos de valorar y de reconocer se cuela el desarraigo: si la villa no hubiera nacido, tampoco existiríamos nosotros.