Siempre viene bien el escuchar un buen solo de guitarra eléctrica. La guitarra tradicional no es menos porque también magnetiza y despierta una corriente de euforia en el espectador, si la tocan las manos adecuadas. Así sucedió en la Sala de Conciertos José Marín Varona, tras el espectáculo de Joaquín Clerch.