Cada abril la sociedad y la prensa recordamos que existe el autismo. Posteamos carteles, contamos historias y publicamos fotos para solidarizarnos con las familias a las que un diagnóstico les ha cambiado la realidad y los sueños. Pero en cualquier otra página del calendario, hay personas que habitan, permanentemente, esa marea azul que se roba estos días los titulares y la atención.