Como Faustino Márquez Domínguez, cuántos miles de camagüeyanos tierra adentro veían la luz solo cuando el sol apuntaba en el horizonte. Mayor de quince hermanos, nació en 1936 en Los Quemaditos, un disperso caserío donde de noche para verse las caras se alumbraban con chismosa o mechón. Este 14 de enero, miles de trabajadores eléctricos celebraron su día en plena faena pues en Cuba la luz llegó para quedarse y no vino sola, la hacen a diario mujeres y hombres a fuerza de tenacidad y compromiso para que, a diferencia de Faustino, no la veamos solo cuando el sol apunte en el horizonte.