La pandemia de la COVID-19 ha demorado más de lo que todos imaginamos alguna vez. De los muchos desafíos que nos ha impuesto este tiempo de confinamiento y crisis económica está el saciar a los pequeños de casa. Tal reto a la inventiva hogareña se complejiza cuando los vástagos padecen celiaquía (intolerancia permanente al gluten) un padecimiento que los priva de consumir panes, pizzas, pastas, dulces de harina, embutidos, ahumados y todos los alimentos con conservantes.