Más de cincuenta veces compartió Fidel con el pueblo camagüeyano. Son innumerables los sitios y las personas que atesoran una foto, un recuerdo, una huella suya. En diálogos casi íntimos aun rodeado de cientos y en encuentros de trabajo delineó cuánto crecería el Camagüey y cuánto lograría la Revolución gracias al esfuerzo y el talento de los agramontinos y de los cubanos todos. Junto a esa visión de futuro ofreció en cada visita y en cada discurso, invaluables lecciones para este presente difícil en que sus palabras y su impronta se nos reafirman imprescindibles.