CAMAGGÜEY.- A pesar del elevado número de publicaciones que circulaban en Camagüey a finales de la década de 1950, apenas cuarenta se hallaban registradas como profesionales, mientras otro numeroso grupo aparecía como colaboradores o simplemente no cotizaban al Colegio Provincial, entonces la organización de la prensa acreditada en el territorio.
Según el anuario El Periodismo en Cuba, 1959 se inició en el país con la presencia de 902 periodistas acreditados en los diferentes medios de prensa, de ellos el 92 % radicaba en La Habana. Camagüey figuraba tan solo con el 3 % del total nacional, incluyendo dos noticieros de radio oficializados en la CMJK, CMJA y la CMJH de Ciego de Ávila.
Luego del 1ro. de enero no pasó mucho tiempo sin que el recién creado Ministerio de Recuperación de Bienes Malversados, dirigido en la provincia por el capitán del Ejército Rebelde Pedro Lester Delgado Alfonzo, abriera investigaciones en torno a las relaciones que directores de órganos de prensa y periodistas pudieran haber sostenido con la dictadura. Bajo esa acusación fueron colocados a disposición de los Tribunales el Dr. Walfredo Rodríguez, ex representante a la Cámara por el partido gobernante, miembro del Consejo Consultivo de Batista y director del periódico El Camagüeyano, y Carlos Pérez de Armas, presidente de la Empresa Editora El Camagüeyano S.A.
Por aquellos días el Colegio Provincial de Periodistas, presidido por Antonio Pío Verde Herrero, anunció que podrían pertenecer a la Caja de Beneficencia los trabajadores de la prensa en general que pagaran los meses de enero y febrero de ese año a razón de cinco pesos. Aquella fue una luchada conquista de los trabajadores de la prensa local de la época para crear una especie de cooperativa de ayuda mutua, pues la Caja de Beneficencia facilitaba préstamos y ayuda a los profesionales de la prensa a razón de 200 pesos por una sola vez, a familiares de periodistas fallecidos así como la garantía de dos camas el Hospital Civil
Adelante, en cuyo Consejo de Dirección figuraba Gustavo Tomeu Riverón, a su vez secretario de la Escuela de Periodismo, se incorporó a la campaña que desarrollaban los estudiantes de esta institución para obtener su oficialización.
La responsabilidad de la publicación estaba en manos de un Consejo de Redacción integrado por quince personas, algunas de las cuales poco tenían que ver con el periodismo, otras eran desafectos a la Revolución, incluso militantes del Partido Auténtico o del Movimiento de Resistencia Cívica, lo que sin dudas originó más de una dificultad a la hora de tomar acuerdos colegiados en la política informativa del diario.
Con una campaña bien orquestada por sociedades figurativas en Camagüey y el apoyo solapado de algunos periodistas, Walfedo Rodríguez y Carlos Pérez de Armas, iniciaron un movimiento de resistencia a las leyes revolucionarias, desplegando sus influencias en el sector de la prensa donde tenían numerosos adeptos, reclamando la devolución del intervenido periódico El Camagüeyano y cuestionando la existencia de Adelante, pues en su criterio había ocupado su edificio y talleres sin mediar acuerdo alguno. No se atrevió sin embargo a exigir que el taller gráfico dejaran de imprimir Adelante dada la postura revolucionaria tomada desde un principio por los trabajadores .
El 31 de enero Adelante publicó un listado de 19 profesionales de la prensa que por años fueron “botelleros” disfrutando de salarios en empleos de oficinas públicas y ministerios que nunca desempeñaron, apareciendo en nóminas en cargos como oficinistas, jardineros, jornaleros, guardaparques, ect.
Ese mismo día la prensa nacional dio a conocer los nombres de directores de periódicos y revistas que recibían subvenciones mensuales del gobierno de Batista por dos millones 316 millones de pesos. El Dr. Walfredo Rodríguez, director de El Camagüeyano, aparece en esa lista con un cheque por mil pesos. Walfredo hizo sus maletas y se fue del país antes de que el Tribunal volviera a convocarle.
Finalmente el Consejo de Dirección de Adelante, tratando de colocar orden en su política informativa, nombró al rector de la Academia Cisneros, Rogelio Cisneros Díaz, director del periódico, quien ocupaba un cargo dirigente en el Comité Provincial de Propaganda del M-26-7, pero muy vinculado al Movimiento de Resistencia Cívica, Como subdirector fue designado Esteban Pino Calvo y jefe de información Enrique López González, el único de los tres que era periodista profesional con larga experiencia.
Mientras, los estudiantes de la escuela de Periodismo que habían iniciado sus clases desde principio de marzo continuaban haciendo gestiones para su oficialización, ahora a través de una recién constituida organización de alumnos presidida por Carmela López y Aurelio Arteaga Marín, este último trabajador de los talleres de El Camagüeyano.
La intervención de los periódicos en la provincia y la entrega de recursos y maquinarias a otras instituciones facilitó la incorporación al sector de periódicos y revistas editados por personas ajenas en un creciente e influyente flujo de intrusismo que fue ocupando espacio en los medios al punto de forzar la intervención de la Escuela de Periodismo y con ello la renuncia de su director, Luis Pichardo Loret deMola, jefe de información de El Camagüeyano, sustituido por el Dr. Humberto Figueres, pseudorrevolucionario del Partido Auténtico. Sin embargo, la asociación de estudiantes, presididos por Luis Canela Ciurana, decidieron desconocer al nuevo director, reiterando su confianza a Luis Pichardo y al claustro de profesores. Los periodistas de Adelante se sumaron a la lucha por rescatar la escuela de apoyando al estudiantado que halló en el periódico de la Revolución su cuartel general.
El 1ro. de abril el Consejo de Dirección de Adelante sustituyó a su director, colocando en su lugar a Víctor Olazabal Estornell, quien dirigiera el periódico clandestino Sierra Maestra.
En la continuación de sus reclamaciones para oficializar su escuela el 22 de abril la Asociación de Estudiantes creó una comisión integrada por Luisa Mariana Arteaga, José López Gastelú, Ovidio Quesada Santiago y Guillermo Feijó, a fin de fortalecer el apoyo de Adelante e iniciar colaboraciones en sus páginas.
El 10 de mayo Adelante hizo circular su primer magazine dominical gracias a la colaboración de la Empresa Moderna Publicidad S.A., de Manuel de Jesús Lefrán. Este esfuerzo publicitario mostró gráficos de la primera Exposición de Productos Cubanos del Interior del País así como el desarrollo de las Obras Publicas en la provincia.
A partir del miércoles 1ro. de junio ocupó la dirección de Adelante, Faustino Miró Martínez, quien era redactor en este propio periódico de la sección de gacetillas Mirando. Una semana después, el 8 de julio, recorren Camagüey los primeros periodistas extranjeros luego del triunfo de la Revolución. Entre diferentes lugares de la ciudad visitan el periódico Adelante, son ellos Teodoro Martín del periódico La República, Costa Rica; Rafael Serante, de la Asociación de la Prensa de Uruguay; Guillermo Alvarez Bajado, Asociación de la Prensa de Venezuela, y los periodistas Francisco Montenegro Sierra y Ecolástica Calvo, de Guatemala y Panamá, respectivamente.
A iniciativa del director de Adelante, Faustino Miró, este estructura su formato al reducir el tamaño de las páginas de 55 por 44 cms a 55 por 38, manteniendo las tradicionales 8 columnas, dijo la nota publicada que el cambio se debía al deseo de hacerlo más manuable y acorde con las normas del periodismo moderno.
En julio se incorporan a la escuela de Periodismo como profesores varios periodistas de Adelante, entre estos Gustavo Tomeu Riverón, Ernestro Silva Llopis, y Sergio Brice para las asignaturas de Reportaje, Organización y Práctica Periodística e Introducción al Derecho, respectivamente.
El 21 de julio la Federación de Trabajadores de Cuba en Camagüey lanzó la idea de recaudar fondos entre los sindicatos para construir un nuevo edificio taller para el periódico Adelante, de inmediato comenzó una campaña de propuestas y acuerdos entre los sindicato, para reunir el dinero, aunque luego no se habló nunca jamás.
Para ayudar a numerosas familias Adelante estableció el 1ro. de agosto como el Día de los Vendedores de Periódicos, un desvalido sector de trabajadores maltratado y explotado por las editores de los diarios.
Dado el auge del intrusismo, que incluso desplazó a profesionales de la prensa, el 17 de agosto Adelante inició campaña a favor de periodistas sin empleo. En un editorial de ese día recordó la reflexión del periodista e historiador de la ciudad, Oscar Silva Muñóz del Canto: “La ocupación de periodista no es profesión para lucrar, ni siquiera para comer, es alta y delicada misión de educar, sagrado deber de dirigir”.