CAMAGÜEY.-Bebo no sabe por qué le llamaron Bebo desde que abrió los ojos debajo de una mata de plátano en Camalote, como él mismo dice. Su nombre, para el pasaporte y todos los trámites legales es Orlando Ramos Gutiérrez. Nacido y criado en la hoy finca La Esperanza, vinculada a la CCS “Antonio Maceo”, confunde a quien lo ve ágil y laborioso entre los surcos de sembradíos y árboles frutales y no se imagina que tiene 75 años.

Vivió una niñez sin juegos y obtuvo apenas un cuarto grado en los tiempos de miserias y olvidos antes de 1959. En las aulas de la Revolución logró el noveno grado y le sumó la vasta experiencia campesina para ser un guajiro de ciencia y conciencia agroecológica. Sus resultados lo distinguieron para representar a Camagüey, a Cuba, en un evento agrario en República Dominicana (2012) que le trajeron recuerdos de aquellas malas vivencias de su infancia y adolescencia.

“Muy ‘vejigo’ debía trabajar con el viejo para darles de comer a nueve bocas de la casa, pues el pedacito de tierra que heredó de sus padres no alcanzaba para sobrevivir. Cuando viajé a República Dominicana encontré en las vivencias de otros representantes las mismas imágenes sufrí en la Cuba de la dictadura de Fulgencio Batista, cuando un guajiro analfabeto no valía nada para los latifundistas explotadores y los (des)gobiernos de turno.

“Cuando el viejo mío ajustaba la chapea de un potrero iba con él y casi toda la familia que podía trabajaba también por unos míseros centavos… ¿Hoy?, ya lo ven: trabajo con amor y cariño porque así se trata al suelo que nos da riqueza, en esta finquita de 7,5 hectáreas sembradas de frijol, hortalizas, frutales y distintas variedades intercaladas de ciclo corto”.

“¿Por qué tan limpia? Porque al principio trabajé duro con mis hijos Miguel y Orlando. Son dos leones en estas faenas… y ahora no hay hierba mala porque la erradicamos, pero siempre hay algo que hacer…”, y ríe el pícaro campesino, sin titubear frente a cámaras y grabadoras.

Bebo afirma que la clave de cualquier cultivo para evitar a la plaga prosperar es preparar bien la tierra, sembrarla en fecha con buena semilla y regarla oportunamente. Él tiene pocas hectáreas bajo riego mediante una fuente subterránea (pozo), pero aplica abono orgánico en lugar de productos químicos y, además, emplea viejas mañas campesinas como la luna cuarto menguante combinadas con consejos científicos inocuos para plantar, cultivar y recoger cosechas saludables.

Lo del pasaporte —aclara— “fue para viajar al evento: yo nací y crecí aquí en Camalote y aquí deseo morir, debajo de una mata de plátano, pero sin malas hierbas…”. Y se despide con una carcajada y la invitación retadora a que volvamos, a ver si encontramos una hierbecita en sus productivas tierras.