CAMAGÜEY.- "Llegar a los 50 años de graduada y estar activa, es algo que nunca imaginé. Cuando pensaba en alguien con 50 años en el ejercicio de la profesión lo hacía desde la óptica de que era una persona vieja; sin embargo, no me siento así, me miro al espejo y me veo mayor, y aclaro algo, no me agrada que me digan que estoy conservada porque eso puede ser hasta una barra de guayaba.
"Mientras mantenga la mente clara voy a seguir dando todo lo que pueda, eso sí, reconozco que a veces no me doy cuenta de hasta dónde puedo llegar, pero lo asumo aunque casi esté por encima de mis posibilidades. Ha sido maravilloso llegar a estos 50 años y que tantos nos hayamos reunido aquí, en la casa natal de Carlos J. Finlay, ha sido un lujo, incluso, logramos vídeo-llamadas con otros desde diversas partes del mundo y fue muy reconfortante, y todos, con un nudo en la garganta y con ojos llorosos porque hubieran querido estar aquí. Hemos pasado una velada muy especial".
Así se expresó la Profesora Sarah López Lazo, graduada de Medicina hace 50 años, incluso, la alumna reconocida por haber sido la más sobresaliente de esos 64 de su curso y que consta en la publicación del periódico Adelante impreso a cargo del suceso.
Momento en que Sarah López Lazo era reconocida como la mejor graduada de su curso, el 7 de enero de 1973.
Varios de esos jóvenes de entonces se reunieron y revivieron pasajes que los hicieron reverdecer los laureles y llamó la atención que entre ellos estaba uno de sus profesores, muy querido por cierto, y que aún ofrece sus servicios porque se siente capaz y lo es, se trata del Profesor Henry Ronda Meresy, quien dijo sentirse orgulloso de ese grupo y haber contribuido en la formación de tan excelentes profesionales.
Todos en sus intervenciones resaltaron la labor humanista de la medicina cubana y no solo se refirieron al empeño de sus profesores de enseñar cada detalle vinculado con la carrera en sí, sino que lo hicieron igual con la importancia de los valores como seres humanos siempre apegados al amor al prójimo. También rememoraron la participación del Dr.José Gutiérrez Muñiz, ministro de Salud Pública de la época.
Todo comenzó con el depósito de una ofrenda floral a Carlos J. Finlay, de manos de la propia doctora Sarah y del doctor Rómulo Rodríguez Ramos, quien fue Rector de la Universidad de Ciencias Médicas de Camagüey, algo que ni imaginaba siquiera una posibilidad el día de su graduación. Hubo espacio para recordar a los 16 compañeros fallecidos porque como dijo Sarah López: "El olvido no nos puede lastrar".
También disfrutaron de la buena música del Cuarteto Tersonoro (de clarinete) y la despedida versó sobre el propósito de reencontrarse, una vez más, dentro de una década, o sea, a los 60 años de ese acto que marcó sus vidas para siempre y con inmenso amor.