CAMAGÜEY.- Un aumento sostenido del 10 por ciento registra la producción anual de camarón en Cuba durante el último lustro, como fruto de los vínculos entre la Universidad de Camagüey (UC) Ignacio Agramonte Loynaz y empresas de esa la rama en el país.

Tales avances forman parte también de la colaboración de la Universidad de Gante, en Bélgica, y la camagüeyana, mediante un proyecto del Consejo Interuniversitario Flamenco que ha permitido acciones de capacitación sobre el tema a profesores, la adquisición de tecnologías e infraestructuras y la publicación de resultados en revistas internacionales.   

Centrada en la mejora del cultivo del camarón Litopenaeus Vannamei, a través de estimulación transgeneracional, la cooperación de las instituciones académicas y las entidades dedicadas a esa actividad ha impulsado la determinación de la estructura genética en camarones, la cual demostró que se mantiene una adecuada diversidad en los bancos reproductores en Cuba.

Amílcar Arenal Cruz, vicerrector de la casa de altos estudios y coordinador por la isla caribeña, explicó que lo anterior constituye un buen resultado, al comprobarse una situación favorable a pesar de que hace 10 años no se introducen en el país nuevos reproductores, debido a la incidencia en el mundo de la enfermedad infecciosa necrosis aguda del hepatopáncreas.

Otro de los hallazgos significativos de las investigaciones está relacionado con la capacidad probiótica del Bacillus licheniformis, una cepa de bacterias empleada en el cultivo de la mencionada especie también llamada camarón patiblanco, que favorece la obtención de larvas sin uso de antibióticos, y que no se produzcan muertes de estas.

Al mismo tiempo, explicó el especialista en Bioquímica, las poslarvas tienen más supervivencia y por lo tanto existe una mayor producción de estas, con calidad y buen crecimiento, lo cual repercute en los rendimientos actuales del marisco, un rubro exportable y comercializado en el mercado
nacional.

La utilización del citado probiótico ocurre en la fase larval, proceso realizado en Yaguanabo, provincia de Cienfuegos, entidad que aporta el 50 por ciento de las poslarvas usadas para el cultivo del camarón, y el resto está a cargo de la de Manzanillo, perteneciente a Granma.

Luego pasan a la siembra en las empresas ubicadas en Santa Cruz del Sur, Cultisur, en Camagüey; Cultizaza, en Sancti Spíritus; SanRos, de Las Tunas; Calisur, en Río Cauto, provincia de Granma; y Guajaca, enclavada en territorio de Holguín.

El proyecto, que integra a profesores y estudiantes de varias facultades de la universidad agramontina, incorpora la camaronicultura manejada por datos y el empleo de la inteligencia artificial, a través del diseño de softwares para el manejo de estadísticas vinculadas a las diferentes fases de la producción.

Arenal Cruz afirmó que estas técnicas ya se introducen en Calisur y Cultisur, y ayudan a la toma de decisiones por parte de los productores, pues incluyen el análisis de la trazabilidad del crustáceo, del crecimiento, dónde se sembró, cómo crece, cuál fue la densidad, el rendimiento y cuánto pienso se gastó con respecto a las toneladas obtenidas.

La Universidad de Camagüey, primera fundada en Cuba luego del triunfo de la Revolución cubana (1959), fomenta estas y otras relaciones de cooperación con empresas y organismos, en las que aporta personal especializado y resultados científicos que tributan a la producción de alimentos, una de las prioridades dentro de los programas económicos de Cuba.