CAMAGÜEY.- El ingeniero Luis Palacios Hidalgo, graduado de técnico de nivel medio en riego y drenaje en los planes de la Agricultura camagüeyana, nunca pensó que su vida estuviera signada para siempre sobre las aguas potables de su extensa provincia, precedida por las jefaturas principales en el Complejo Hidráulico del Sur, Acueducto y Alcantarillado, la Empresa Territorial de Servicios Ingenieros (Ciego de Ávila-Camagüey-Las Tunas)... hasta ser director de los proyectos y créditos convenidos con el Fondo Saudita para el Desarrollo.
En una reunión sobre la calidad del agua potable —hace algunos años— este especialista del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) en Camagüey, pidió la palabra, alzó una botella transparente de agua de la "shopping" (como le llaman los cubanos a las tiendas en divisas) para asegurar que cuando los habitantes servidos por el acueducto recibieran un líquido similar, entonces los resultados de tantos esfuerzos de muchas generaciones de trabajadores del sector serían reconocidos.
Y aunque hasta para él aquella propuesta parecía una total utopía, un sueño imposible, hoy la inverosímil sentencia está cada vez más próxima a la realidad.
Respecto a las etapas de ese respaldo crediticio que el INRH, Cuba como país, ejecuta y paga según lo pactado con el fondo de financiamiento internacional y el Gobierno en Camagüey, planteó:
“Para la primera etapa convenimos 40 millones de dólares, cuya realización no solo incluye la modernización y puesta en marcha del tercer módulo de tratamiento de agua de la potabilizadora Cubano-Búlgara de la ciudad de Camagüey. También abarca la reparación y construcción de 72 kilómetros de nuevas conductoras y 45 de redes, la rehabilitación de las estaciones de bombeo para lograr que desde los embalses principales de abasto, Máximo y Cubano-Búlgara, lleguen a la planta 1 800 litros de agua por segundo y la otra histórica fuente de provisión a la población agramontina, Pontezuela, con mejoras en toda su infraestructura civil y tecnológica, se mantenga de re-serva de este vital sistema de servicio socioeconómico”.
—¿Cuándo concluye esa primera etapa?
—Esperamos sea al cierre de marzo de 2021, cuando desde las nuevas conductoras de las presas Máximo y Cubano–Búlgara lleguen de manera sostenida, estable, a la potabilizadora los 1 800 litros por segundo —capacidad establecida para su tratamiento en los tres módulos en funcionamiento. Entonces podremos asegurar el volumen demandado, el servicio continuo a la población con menos pérdidas por salideros y averías y el agua tendrá mejor calidad tras el proceso químico-bacteriológico concebido.
SEGUNDA ETAPA, MÁS ALLÁ DE LA CAPITAL PROVINCIAL
Durante la segunda fase, el vital proyecto de beneficio, principalmente para la salud humana, mantendrá su consecución con el mejoramiento de los sistemas de abasto a la ciudad de Camagüey, paralelamente con el saneamiento de residuales.
Ello implica la terminación o empate de la conductora de la presa Máximo en el nudo de Altagracia hasta la planta de tra-tamiento de agua a través de un conducto plástico de 1 000 milímetros de diámetro; 154,4 kilómetros de nuevas redes de distribución y 24,4 km de colectores y marginales para evacuar las aguas residuales que hoy ingresan sin tratamiento a los ríos citadinos.
La perspectiva del agua potable trascenderá más allá de la capital provincial de los agramontinos, se extenderá y beneficiará a los habitantes de las ciudades de Nuevitas y Florida.
“Así se proyecta la segunda parte del crédito propuesto con el Reino de Arabia Saudita, equivalente a unos 45 millones de dólares para la sectorización hidrométrica de la capital provincial con metrocontadores domiciliarios y volumétricos, nuevas válvulas y 75 kilómetros de tuberías, entre otras acciones”.
—¿Cómo será en Nuevitas?
—Allí se rehabilita totalmente la edificación civil y los equipos tecnológicos de la potabilizadora para llevarla al diseño original y procesar en sus dos módulos 600 litros por segundo de agua potable; recuperar, además, la estación de bombeo de agua cruda con la reparación y construcción de conductoras y redes de distribución en la llamada ciudad industrial, que favorecerá a alrededor de 40 000 consumidores.
Explicó Palacios Hidalgo que en la tercera urbe de prioridad provincial, miles de floridanos podrán consumir agua de mayor calidad mediante un viejo proyecto inconcluso que parte de la rehabilitación de cuatro caudalosos pozos en San Antonio, para conducirla por una tubería de 800 milímetros de diámetro y una longitud de 26,3 kilómetros aproximadamente y la construcción de dos tanques apoyados de 5 000 metros cúbicos de capacidad, más una estación para el bombeo regulado.
Con ello la mayoría de los ciudadanos de esa localidad dejarían de beber el agua potable, pero no tratada, cruda, procedente del embalse Caonao, cuya fuente será preservada como apoyo de emergencia a la ciudad de Camagüey en caso de prolongada sequía, como ya ha sucedido en épocas pasadas.
El especialista del INRH en la provincia destacó que las negociaciones de la propuesta para la consecución de la segunda etapa del humanitario proyecto hidráulico continúan, mientras las fuerzas y medios del organismo que representa, pese a las escaseces del brutal bloqueo y asedio de los Estados Unidos y las secuelas económicas de la pandemia no se detienen.
Con los recursos disponibles no solo terminan objetos y obras hidráulicas de la primera etapa, sino que despejan proyectos y crean condiciones avanzadas para acometer con calidad los diseños previstos para la segunda etapa.