NUEVITAS, CAMAGÜEY.- A unos 75 kilómetros al norte de la capital provincial de Camagüey, este municipio de compleja integración económica: portuaria-industrial, turística y agraria, afectado por los avatares del bloqueo, no se detiene ni siquiera con la amenaza letal del nuevo coronavirus. Muchos, con nasobucos puestos, salen de sus casas solo para mantener las principales producciones y distribuciones de alimentos y para obtenerlos.

El miércoles último comprobamos que había disciplina, organización en las colas donde se expendían productos de primera necesidad y protagonistmo en ello de las principales autoridades del Partido y el Gobierno. Las administraciones de comercio encabezaban la supervisión de las variadas ofertas, cuyas ventas controlaban mediante las libreta de abastecimiento.

Temprano en la mañana, Ariel Santana Santiesteban, primer secretario del Partido Comunista de Cuba en Camagüey, acompañado por la gobernadora Yoseily Góngora López y otros funcionarios territoriales administrativos, constató en la Unidad Empresarial de Base Combinado Lácteo de Nuevitas, los surtidos derivados lácteos y de soya que allí se fabrican con destino a la población.

El administrador de esa planta, Jorge Blanca Reyes, presentó al miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, cuatro nuevos productos alimenticios lácteos, con los cuales -dijo el administrativo- suman 17 los surtidos elaborados por este colectivo con destino a la red comercial popular . Entre los más desmandados relacionó el yogur natural y de soya, helados, crema de bombón, dulce de leche con chocolate, quesos… y pasta “untable”.

Esa mañana, con mucha disciplina popular y “distanciamiento social” en las placitas se vendían productos del mar cercano y del agro local y de otros lares. Las autoridades políticas y gubernamentales provinciales recorrieron las instalaciones agrícolas de La Granja de Nuevitas y el casi aledaño organopónico El Futuro, dos compromisos productivos pendientes de los nueviteros para mejorar la alimentación hogareña con viandas, hortalizas… y carnes salientes de un módulo pecuario.

Santana Santiesteban, a la vera de los surcos de la granja agrícola que puede incrementar cultivos varios en más de 64 hectáreas con posibilidades de riego, supo que quedan por sembrar cinco hectáreas aún en preparación y ante la ausencia de cultivos de ciclos cortos como el boniato, la calabaza, el maíz y frijoles, instó a los dirigentes locales de la Agricultura a hacerlo antes de que la lluvia pueda interrumpir las siembras referidas. Los conminó a concluir las instalaciones para la cría y desarrollo de aves y ganado menor antes del 15 de mayo venidero, porque el pueblo necesita elevar la nutrición y la economía nacional disminuir las importaciones de alimentos, cuyos precios suben constantemente y la adquisición en el mercado internacional se hace cada vez más difícil por el brutal bloqueo de Estados Unidos.

Una imagen improductiva de la agricultura suburbana de Nuevitas que reclama cambios es el organopónico El Futuro: 324 canteros de hormigón están prácticamente abandonados y nada aportan a la mesa familiar de sus cercanos comensales porque según expresó Héctor Zayas Proenza, delegado adjunto de la Agricultura en Nuevitas, aunque existen los sistemas de riego que una vez funcionaron hace muchos años nada o poco producen porque carecen de agua y fuerza laboral.

En el organopónico, Ariel Santana Santiesteban dejó orientaciones precisas para que las autoridades de ese municipio y la nutrida población cercana hacia la cual irán las cosechas de hortalizas y vegetales, transformen la mala imagen de accesos impenetrables y canteros desiertos, cuando todavía se aprecia una estructura general, electrificada, que puede recuperarse en tiempos tan necesarios como los actuales.

Sin embargo, la impresión integral de cualquier visitante que viaje a Nuevitas en estos días de recogimiento social, es de que su gente, la que recuperará la producción agropecuaria cercana a sus casas, percibe el peligro mortal de la COVID-19 y evita el contagio y la propagación con el cumplimiento popular organizado y disciplinado de las medidas higiénico-sanitarias orientadas por las autoridades cubanas, un ejemplo, quizás, de lo que les falta todavía a no pocos territorios camagüeyanos, incluida la capital provincial.