CAMAGÜEY.- Si esta fuera la información del acto por el aniversario 61 del periódico Adelante bien pudiera empezar más o menos así: en un encuentro público fueron reconocidos los trabajadores destacados, encabezados por el más integral Félix Anazco, del primer órgano de prensa fundado por la Revolución… o… con la presencia de autoridades políticas y gubernamentales en el territorio se realizó en el parque Agramonte de la ciudad el homenaje a El Mayor y el cierre de un año de trabajo del impreso camagüeyano… pero ésta no es la nota de un acto, no puede ser.

Es cierto, el Partido y el Gobierno agasajaron la obra del 2019 de este periódico que hacemos hace ya 61 años, y que casi llega a sus 20 en Internet; también se entregaron los premios a las pequeñas Jazmín Bárbara González Mola, Daray Consuegra Avila y Liz Kemely de la Vega Peña, ganadoras del concurso Las virtudes, convocado para festejar la ocasión, y el Centro Provincial del Libro aplaudió a la escritora y maestra Elsa Morales Naranjo cuyos textos acompañaron este certamen y que forma parte de su catálogo.

Además, el Comité Provincial de la Unión de Jóvenes Comunistas reconoció la labor de Yurislenia durante 10 años en los que formó parte de su instancia nacional, y los de casa le dimos “un cariño” a Jorgito, que hasta ayer nos representó en la Asamblea Provincial del Poder Popular. Pero todo esto tampoco es la noticia.

Lo verdaderamente importante estaba alrededor del parque: la gente que hace Adelante, no solo al de papel y de bytes, sino al que se respira desde su redacción de Cisneros No.306. Los que festejaron el diploma que en nombre de todos recibieron Leandro, Jorgito, Bonet, Luisa, Ivonne y Atiénzar, los mejores en los que hay un poco del trabajo de los demás.

 El conjunto artístico Arlequín acompañó a los trabajadores del Adelante en su actividad. El conjunto artístico Arlequín acompañó a los trabajadores del Adelante en su actividad.

Allí, desde bien temprano estaban quienes han cruzado por más de 40 años media ciudad con el mismo espíritu para cada trabajo; igual que los jóvenes que empujan y renuevan cada edición con sus sonrisas y sus textos  revolucionariamente críticos. No faltaron aquellos que desde el equipo de la administración garantizan cada empeño, ni los que se jubilan pero no se retiran porque el periódico nunca te deja ir.

A los pies de Agramonte estaban las crónicas por escribir, los que “paren” un reportaje de una sentada, los del olfato agudo para lo imprescindible, quien dona títulos, o el que necesita aliento para un comentario, los que amanecen de cobertura y en sublime locura pide más trabajo, los mejores textos en imágenes, las discusiones más argumentadas sobre los precios topados, o la política internacional, por no hablar del desempeño de los Toros de la Llanura. Los del café de las 10 de la mañana, o la botella de ron el fin de semana, aquellos que después de escribir friegan los platos del almuerzo, se ponen un overol para pintar o mocha en mano desbrozan la tierra.

Sí, donde se cocinan las noticias se tiran de vez en cuando las orejas, se pelea, como pasa en toda obra de creación; pero se abraza siempre como la familia que supera diferencias individuales y ha estado en los momentos difíciles y los de glorias de cada uno.

Por eso esto no puede ser la información de un acto o de un aniversario. Esto es solo el comienzo de Adelante, el de hoy, como el de cada día desde hace 61 años. Hecho por una familia que lo sueña y que lo vive, y eso tampoco es noticia pero es la esencia del Periodismo que se hace en casa para cada camagüeyano con las certezas y las sombras de la obra inmensa que nos alumbró en enero de 1959.