CAMAGÜEY.- Aún se ignora cuándo se construyó la primera Casa Consistorial de Camagüey. Las crónicas de la época relatan que en 1729 se derrumbó una vivienda que era utilizada como sede del gobierno del territorio. Aquel inmueble ocupaba un solar situado en la entonces plaza de San Francisco de Paula sobre la acera que une a las calles Comercio y San Pablo, posiblemente en el espacio hoy ocupado por el restaurante Rancho Luna.
A partir de allí y por varios años los alcaldes, regidores y funcionarios de gobierno se las dieron a estar deambulando en habitaciones y colgadizos alquilados siempre en el entorno de la Plaza Mayor, hasta el día en que se votó un crédito por 3 195 pesos y dos reales para adquirir la casa de dos pisos ubicada en la calle Mayor, esquina a San Diego, propiedad de Doña Eusebia de la Torre Guerra, quien se negó a la venta hasta que finalmente el edificio fue expropiado por la alcaldía en enero de 1731, aprobado por los alcaldes ordinarios Don Bernabé Sánchez y Don Rafael de Armas, con la intervención Don Gaspar Betancourt Cisneros.
Poco después se iniciaron obras de ampliación destinando los altos de la vivienda como sala de reuniones, en los bajos el cuartel de milicia y las habitaciones del fondo para la cárcel pública, pues hasta entonces ese recinto no existía y los detenidos eran alojados en la vivienda de los propios alcaldes. Finalmente, la nueva Casa Capitular se inauguró el 9 de junio de 1775, en tiempos en que la villa tenía alrededor de 14 400 habitantes.
A partir de entonces, y a lo largo de 250 años el edificio ha mantenido la misma función administrativa, lo que le califica hoy como el único del país con tal certificado de antigüedad y el de Patrimonio de Primer Grado otorgado por la Comisión Provincial de Monumentos desde 1964.
NOTAS AL MARGEN
Con independencia de sus numerosas páginas de historia política el Consistorio Camagüeyano es a la vez escenario de connotados apuntes históricos, algunos tan curiosos como la espectacular fuga del Pirata del Golfo Jean Laffite, capturado en la costa de Santa Cruz del Sur en 1822 y encerrado en la cárcel del Ayuntamiento de Puerto Principe; el entierro en 1840 de la mundialmente famosa soprano de la ópera italiana Mariana Pancartti; la capilla fúnebre donde se rindió tributo a la capitana del Ejército Libertador Rosa María Castellanos en 1907; el título de Hijo Adoptivo entregado al científico, médico, cirujano y cantante mexicano Dr. Alfonso Ortiz Tirado en 1922; la recepción a los aviadores españoles Barberán y Collar, héroes del vuelo sin escala Sevilla-Camagüey en 1933; el homenaje en 1966 a la cantante y bailarina Jhosefine Baker, oficial del ejército francés durante la II Guerra Mundial; la entrega de la llave de la ciudad a la bailarina Alicia Alonso en 1982… y un extenso historial.
UNA JOYA DE LA CIUDAD
Muchas son las razones por las que se debe considerar el inmueble del consistorio local como exponente excepcional de la arquitectura camagüeyana.
“Su posición al centro de la Villa a partir de 1528, luego de su definitivo asiento, constituyó un referente para la identificación de los primeros lotes urbanos en torno a la plaza pública y primeros vecinos. Según la ficha técnica procesada por la Oficina de Proyectos de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey, ahora se realiza una intervención que permite mantener las características tipológicas y estilísticas que aún se conservan en el edificio”, señala la arquitecta Maritza Monteagudo Canto, titular de Proyectos.
“Las obras se encaminan a darle funcionalidad al inmueble para mayor comodidad en su uso y, sobre todo, recuperar los valores arquitectónicos que se han perdido en transfiguraciones reversibles, a lo que se añade la protección de los elementos eclécticos de la fachada enriquecido por las líneas del Art Noveau.
“El edificio conserva un muro de mampuesto con las piedras originales, estructura presumible del siglo XVII. Presenta también un elegante entrepiso de vigas de madera y tablazón con el especial aporte localizado en el salón principal, uno de los exponentes más valiosos que se atesora en nuestra ciudad”, añade la arquitecta.
A pie de obra nos ofrecen detalles de la monumental tarea Pedro López García, inversionista, Alejandro Vázquez Socarrás y Juan José Mesa Altean, jefes de las brigadas en operaciones para albañilería, techo y alpinismo, trabajadores y especialistas contratados por el Grupo de Creación a través de la firma artística Camagua, con la experiencia que les dan intervenciones en el Centro Histórico, entre estas la calle República y Café Ciudad.
La obra en ejecución la califican como compleja, no solo por la antigüedad del edificio y el cuidado que se debe aplicar en cada movimiento sobre o bajo el mismo, sino por el valor histórico reconocido como tesoro del patrimonio lugareño.
Mientras, la OHCC no se detiene, avanzan otros estudios y nuevas fichas técnicas. La arquitecta Monteagudo nos apunta a la emblemática glorieta y gruta del Casino Campestre, el edificio La Copa en República y Jorge Rodríguez, el Museo Provincial Ignacio Agramonte y la Plaza de la Revolución Mayor General Ignacio Agramonte Loynaz.