GUÁIMARO, CAMAGÜEY.- La patriota y precursora de los derechos de la mujer cubana Ana Betancourt de Mora no posee una iconografía muy amplia, solo se conservan algunas fotografías y por ese mismo andar pocos retratos pintados o plumillas.

Una de las imágenes más difundida de la patriota la capta como una matrona de una fisonomía que giraba hacia la obesidad aunque esbelta y serena, y se ha fijado en la memoria para recordar físicamente a la insigne patriota principeña.

 Sin embargo, existe una foto tomada en el año 1884, del tiempo que permaneció en Cuba después del Pacto del Zanjón, ese documento gráfico revela a una Ana Betancourt delgada, ensimismada y donde se puede apreciar quizás un sentimiento de angustia.

 Está en Puerto Príncipe pero no con su Ignacio, su esposo, Ignacio Mora de la Pera que fue fusilado por los españoles en 1875, la soledad la abate y es de suponer que al hacerse la fotografía todo eso pesaba sobre la incansable luchadora.

 El testimonio gráfico poco conocido se conserva en la Colección Fototeca de la Oficina del Historiador de La Habana, fue tomado en los Estudios Cordiglia y Compañía y es una impresión en albúmina.

 Este retrato enriquece la iconografía de Ana Betancourt de Mora, la patriota de la que José Martí dijo:

“una mujer de oratoria vibrante(…) anuncia que el fuego de la libertad y el ansia del martirio no calienta con más viveza el alma del hombre que el de la mujer cubana”.

* Historiador de Guáimaro