CAMAGÜEY.- El Ballet de Camagüey dio hoy una función en su casa, como fiesta por el cumpleaños 59 de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), la organización que en Cuba estrecha los lazos del vecindario.
Después de las vacaciones de verano, es la primera presentación de la compañía con un elenco jovencísimo, aspirante a la interpretación completa de la obra Don Quijote, pero para la ocasión solo ofreció el tercer acto.
Alegró el desempeño de Dianailed Dopico en el rol de Kitri; de Jonathan Pérez como Basilio; e Iradiel Rodríguez, de Quijote; además de primeras figuras en papeles no menos decorosos, y la colaboración de Osiel Veliz y Aidel Pellegrín, actores del Guiñol de Camagüey, y Jesús Rueda, de Teatro D´ Luz con personajes de carácter.
El programa incluyó las piezas Reminiscence, de Roberto Sifontes, defendida por María Fernanda de Jaime y Harold Báez; y La muerte del cisne, una versión de Gonzalo Galguera sobre el original, asumida por Oleida Labrada.
Bailar allí fue un reto para los bailarines, expuestos por la luz natural en el salón, sin el amparo de la escenografía y del ambiente que encubre para el público imperfecciones individuales en su coliseo predilecto, el Teatro Principal.
La puesta en escena fue una experiencia reveladora para la treintena de invitados, que por la cercanía pudo apreciar cada detalle, desde las puntas de las zapatillas hasta la más mínima expresión del cuerpo y de los gestos.
Así el Ballet de Camagüey además saludó los 40 años de trayectoria artística de la maître Regina Balaguer, la directora con mayor permanencia en esa responsabilidad; y de María Herminia Martínez de la Torre, Minita, directora del Centro de Promoción de la Danza Fernando Alonso.
Este Centro mantiene abierta la convocatoria para los niños de cuatro años de edad en adelante, con vistas a los talleres vocacionales de ballet ─de lunes, miércoles y viernes─; y de danza moderna y danza española ─martes y jueves─; en los horarios de 5:00 p.m. a 6:00 p.m., y de 6:00 p.m. a 7:00 p.m.
Desde 1974, el Ballet de Camagüey radica en la anteriormente conocida como Villa Feliz, y sostiene un vínculo con su comunidad, por ser la primera compañía de danza clásica fundada en el país, tras el triunfo de la Revolución Cubana, una marca evidente del acceso popular a un arte de elitismo.