CAMAGÜEY.- La rumba, retratada como telegrafía sin hilo de la música cubana, es Patrimonio Cultural de la Humanidad con resonancia en grandes escenarios pero también con una vitalidad tremenda en el seno de humildes pueblos.

En ese sentido, del movimiento de artistas aficionados en Cuba ganaron la categoría nacional y, por tanto, el elogio de referencia, Rumberos de la Alameda, del municipio de Carlos Manuel de Céspedes; y Rumbalaroye, de Florida.

Ambas agrupaciones dispusieron el 29 de agosto del espacio para compartir un concierto vespertino en el Casino Campestre, como parte de la travesía en esta ciudad del Festival Internacional Timbalaye.

RUMBEROS DE LA ALAMEDA

“En mi pueblo había poca tradición de lo que se llamaba la rumba. Era más bien un pueblo conguero hasta que mi papá Miguel Ángel Ascuy Bueno decide hacer un grupo, hace más de 35 años”, contó a Adelante Digital Yosvel Ascuy Julián, director de Rumberos de la Alameda.

La agrupación, atendida por la Casa de Cultura de su territorio, ha merecido lauros nacionales y camagüeyanos del Festival Provincial de la Música. Ha participado en diversos eventos e incluso una gira por el oriente del país.

“Como aficionados al fin empezamos cantando temas de otros, por ejemplo, de Rumbatá, Muñequitos de Matanzas y Yoruba Andabo. También somos acogidos por los nuestros, como Homenaje a mi madre, Homenaje a Teresa y A Xiomara. Tenemos un público seguidor del estilo tradicional”, añadió.

El padre lo encaminó desde pequeño como cantante y le encargó la clave. De sus lecciones tomó para aplicar ahora al frente del grupo y en la búsqueda de una cantera.

“El liderazgo es importante y se logra con disciplina y consagración. Con la clave se nace, porque no todos pueden cantar tocando y llevando a la perfección el tiempo de la clave y es algo complejo. Uno lleva la clave en el alma”, concluyó.

En relación con Rumberos de la Alameda, la agrupación de Florida tiene menos tiempo de fundada, sólo una década, pero nadie puede negar la tradición y el ambiente cultural que la precede y la favorece.

“La ceiba Mayuya es la fuente donde nace la agrupación. Por su nombre es continuadora de otra, con la diferencia de que aquella se circunscribía al contexto del mundo religioso”, explicó el director y percusionista Frank Hernández Ramos.

Él ha estado en agrupaciones populares, porque proviene de una familia de soneros, pero recibió la predilección y los códigos de la rumba a través de varios tíos que interpretaban música en un contexto religioso.

“Por Florida entraron religiones folclóricas de la santería, el palo, la rumba. Por ser una potencia de trabajo en aquellos años, poseía dos centrales, emigraron muchos rumberos de Matanzas y La Habana. Nos dejaron sus tradiciones. De ahí la fuerza de Florida en ese sentido”, argumentó.

Su público natural disfruta de manera particular temas como La misa espiritual y Mi Camagüey. Este último ganó gran premio en la Fiesta Provincial de la Música. También adquirió esa relevancia Soldados de batas blancas, hecho durante la pandemia de COVID-19.

Por segunda ocasión fueron seleccionados para el programa camagüeyano del Timbalaye. La primera vez, los floridanos tocaron en el parque del Gallo, donde se ha anunciado hoy clausura de esta edición a las 5:00 p.m. con Rumbatá.

“El ingreso de músicos floridanos a Rumbatá, agrupación identificativa de Camagüey, demuestra el peso de la tradición. Rumbalaroye ya tiene la máxima distinción en el mundo de los aficionados. Aspiramos a ser profesionales. Seguimos ese camino con el legado de los rumberos que nos antecedieron”, enfatizó.