CAMAGÜEY.- Kenny Ortigas Guerrero tiene 35 años y es oriundo de La Gloria City, en Sierra de Cubitas. Aunque en algún momento de su adolescencia quiso ser deportista, la noticia de haber aprobado los exámenes para ser instructor de arte llegó en el momento justo y le bastó para aclarar su indecisión.

El muchacho inquieto, como el mismo se describe, se graduó en la especialidad de teatro y desempeñó esa labor por 12 años. Durante este periodo distribuyó su tiempo y sus energías, sin abandonar la tarea principal, en educar desde el arte, y llevó su trabajo a escuelas y casas de cultura, incluso dirigió una de ellas.

Desde 2010 hasta 2013 cumplió misión internacionalista en la República Bolivariana de Venezuela como parte de la brigada de cultura que trabajaba en Corazón Adentro, el programa que llevaba arte y espirituallidad a las zonas más pobres de la hermana nación. Dos años después retornó a la tierra de Chávez, en esta ocasión como coordinador del proyecto La Colmenita bolivariana a nivel nacional.

El carné que lo acreditaba como miembro de las filas de la Unión de Jóvenes Comunistas lo obtuvo al culminar el noveno grado, en el 2010, con solo veintipico de años, ya ingresaba al Partido y ostentaba la doble militancia.

Aunque muchos le han aconsejado solo desarrollar su carrera artística, Kenny es partidario de que desde diversas posiciones que se adopten en la vida, se puede ayudar a mejorar los procesos de la sociedad.

“Además, la esfera política no afecta la creación artística, pues, por ejemplo, en mis ratos libres hago crítica teatral y de esta forma ayudo a perfeccionar políticas que benefician al gremio artístico”.

Dicen que las personas cuando nacen tienen su destino escrito y parece que el de Kenny estaba bien trazado. Para finales de 2017 se trasladó al municipio de Camagüey y en 2018 asumió la vicepresidencia artística del Consejo Provincial de Artes Escénicas, institución en la que fue pomovido a presidente tres años más tarde.

El pasado 2 de abril participó como delegado en la Asamblea de Balance del Partido Comunista de Cuba (PCC) en el territorio, y desde ese día integra el Comité Provincial de esa organización.

-Para ti, ¿cuál es el rol del Partido en estos tiempos?

-El Partido no es una organización de privilegios, todo lo contrario, quien piense así siendo militante está asumiendo una postura incorrecta. A nosotros nos corresponde transformar y llevar a la organización hacia el camino de la renovación y las nuevas ideas. Soy partidario de que es un árbol que genera buenos frutos, pero solo desde el trabajo en conjunto, sin individualismos. No solo debe identificar el problema y llevarlo a discusión, sino, alentar a que en cada espacio, además de las dificultades, se propongan formas de solución.

“En los recorridos que hicimos a las comunidades y distintas entidades como delegados a la Asamblea corroboramos que existen personas con ganas de trabajar, con proyectos emprendedores capaces de generar ganancias no solo para sí mismos, sino para la sociedad y el país. Ello demuestra que todo se logra con trabajo, voluntad, inteligencia y esfuerzo, no quejándose, como muchas veces sucede. El Socialismo próspero y sostenible al que aspira Cuba puede lograrse, pero con el compromiso de todos”.

-¿Cómo sería la Cuba que le quieres legar a tu hijo?

-Lo cierto es que ni el trabajo ni la labor como militante me quitan tiempo para disfrutar de las cosas simples de la vida. Un ejemplo es mi niño Caleb, de dos años de edad, a quien considero mi motivación, mi motor impulsor. A pesar de los días complicados siempre tengo tiempo para cumplir también con él. El secreto está en dosificar el tiempo para no perderme ninguna de las etapas bellas en su crecimiento y desarrollo. No se trata de ser ni más trabajador, ni mejor padre, es cumplir con lo que me toca en cada circunstancia.

“Para él, aspiro a una Cuba donde los jóvenes no tengan que irse a buscar lo que aquí pueden encontrar; donde las nuevas generaciones vean en la empresa estatal empleos decorosos. Decía una periodista una vez y yo me apropié del concepto que el Socialismo también tiene derecho a lo bello y todos debemos enfocarnos en que nuestro país tiene la belleza que necesitamos.

“Tiene que ser una Cuba donde la virtud de servir al otro sea una necesidad, y no una molestia. Quiero una Cuba con menos trabas, una Cuba autoabastecida, con tierras libres de marabú y las que los tengan que sea capaces de exportar carbón. Quiero a mi Cuba libre de bloqueo y sanciones, y sobre todo cada día más apoyada por la comunidad internacional. Esa es la Cuba que quiero para mi hijo y para las próximas generaciones”.

 

Los jóvenes y su Partido: