CAMAGÜEY. — Cuando el curso escolar está a apenas unas semanas, muchas familias cubanas, cuyos niños padecen de trastorno del espectro autista, saben próxima esa luz de esperanza y la alta dosis de amor, afecto y entrega de los colectivos de trabajadores de los centros educacionales que en el país se especializan en su atención.
A esas funciones se dedica en esta villa patrimonial la Escuela Héroes del Moncada, apadrinada por la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey, la que asumió la rehabilitación integral del inmueble y mantiene estrechos nexos con los pequeños a través de su amplia red de instituciones culturales.
Desde hace cuatro años, el colegio ocupa una vieja casona señorial, ubicada en las cercanías del céntrico Parque Agramonte, a la cual se le crearon las condiciones y el ambiente propicios para cumplir todos los requisitos que exige el proceso docente-educativo y psicopedagógico en esta enseñanza especial.
La escuela es la única de su tipo en la provincia, tiene carácter regional y en el aún no concluido curso (detenido por la COVID-19 hasta el próximo septiembre) cuenta con una matrícula de 24 alumnos, quienes son atendidos de manera exquisita por 40 trabajadores, entre maestros, especialistas, auxiliares pedagógicas y personal no docente.
En medio del dolor que significa tener un hijo con ese trastorno del desarrollo neurológico, los primeros en agradecer tanta delicadeza y consagración son los propios padres de los niños, en tanto testigos cotidianos de una ardua labor que demanda derroche de cariño y paciencia, unido a una elevada calificación profesional.
A TONO CON LAS NECESIDADES DE LOS EDUCANDOS
El proyecto de reparación capital de la Escuela Héroes del Moncada se ejecutó en tres etapas e incluyó, entre otros locales, recibidor, siete aulas, cocina-comedor, sala de computación, biblioteca, enfermería, baños, departamentos docentes y taller de educación doméstica y artesanía.
“Por ser esta una edificación antigua, explica Yudelis Pérez Carlos, directora del plantel, hubo que redistribuir el espacio físico, dotarlo con mejores condiciones de iluminación y ventilación, e incluso se concibieron áreas de terapias alternativas para ponerlo a tono con las necesidades particulares de los educandos.”
Basta un rápido recorrido por la institución para apreciar el buen gusto en la concepción del diseño de cada una de las aulas, dotadas de espejos para el trabajo logopédico y de identificadores con las fotos de los maestros, auxiliares y de los propios alumnos, como manera de orientación de los niños dentro del centro.
Refiere la directora que a través de la materialización de proyectos de colaboración internacional se espera adquirir, además, equipamiento especializado de apoyo al diagnóstico, lo cual redundará en beneficio de la calidad de vida de los pequeños y en su preparación ulterior para la existencia adulta independiente.
“Hoy, comenta Yudelis Pérez Carlos, disfrutamos de una escuela hermosa y funcional, fruto del empeño y la perseverancia de los trabajadores de la Oficina del Historiador, quienes pusieron inteligencia y corazón en una obra plena de amor que los ennoblece y los enaltece ante la sociedad.”
LO VITAL DE UN DIAGNÓSTICO PRECOZ
Preocupados ante ciertas manifestaciones de sus hijos, que podrían constituir rasgos del autismo, algunos padres se acercan a la escuela en busca de información: lo primero es evaluar el caso en el centro de diagnóstico y orientación (CDO), y luego acudir a la consulta multidisciplinaria que es la que decide cómo proceder.
“La práctica demuestra, afirma la directora, que la captación desde las edades más tempranas, junto con la aplicación de modelos de inclusión educativa, constituyen la mejor vía para la inserción de los niños en el escenario social; de ahí lo vital que resulta la realización de un diagnóstico precoz”.
La correcta conjunción de ambos factores contribuye a la más rápida socialización de los niños con personas desconocidas en lugares abiertos, para lo cual son habituales los paseos por la ciudad, las visitas a los museos, la participación en actividades culturales y la práctica de la equinoterapia y la zooterapia.
No menos importante es el vínculo, casi diario, con los padres, atentos siempre a cuánto avanzan sus hijos en el aprendizaje y en la adquisición de habilidades, todo lo cual complementan en los hogares a través de ejercicios y tareas que se les orientan como continuidad de la labor educativa de la escuela.
“A partir de las necesidades y carencias que pueden tener las familias, precisa Yudelis, cada mes se realizan, además, jornadas de preparación, en las cuales participan especialistas en neurología, psicología o psiquiatría infantil para brindar nuevos conocimientos y aclarar cualquier duda sobre el tratamiento de los pequeños”.
ESTIMULAR LA COMUNICACIÓN Y LA CONVIVENCIA
Casi 40 años de experiencia tiene la maestra Daidé Alejo Oquendo, buena parte de los cuales los ha dedicado a la educación especial, "una labor, asegura, que exige poner en práctica habilidades, estrategias y respuestas educativas que lleven al niño autista a un mejor desarrollo y evolución.
“Para enfrentar este trabajo, reconoce, hay que tener mucha paciencia y amor por lo que se hace, ser muy flexibles, tratar de llegar a lo que desean sin imponer nada, sino sumarnos a ellos, desde sus inquietudes y necesidades, e intencionar el objetivo previsto a través de una atención personalizada”.
Daidé es la encargada del taller de economía doméstica, uno de los lugares clave en la preparación de los niños autistas para la vida, por lo que todos deben pasar por allí: lo mismo se les enseña a tender una cama, vestirse o asearse, que a preparar una ensalada, fregar, barrer o sacudir los muebles de una habitación.
“El propósito, agrega la maestra, es contribuir a romper el aislamiento en que están sumidos, mejorar la expresión verbal y no verbal, favorecer sus relaciones sociales y estimular, en lo posible, la comunicación y la convivencia, dos de los problemas principales que los afectan en sentido general”.
Esa motivación diaria es la que mueve al colectivo de la Escuela Héroes del Moncada para celebrar especialmente cada abril, junto a toda la sociedad, el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, instante de reflexión y de alerta acerca de un trastorno que requiere, en su tratamiento, una buena cuota de ternura.
Estos niños, niñas y adolescentes no solo reciben esta atención en las instituciones de esta especialidad, sino en centros específicos para el trastorno de la comunicación, el de discapacidad intelectual, y en el sistema general de educación, donde se les ofrece un cuidado integral. Este trastorno infantil, que suele darse preferentemente en niños más que en niñas, es definido como la incapacidad para establecer contacto habitual con las personas. Estas personas tienen dificultades para hablar, no miran a los ojos, no juegan con otros niños, se les hace difícil controlar sus emociones, no soportan los cambios de rutina, son distraídos, tienen movimientos repetitivos con las manos o cabeza, mecen constantemente sus cuerpos, hacen actividades fijas y son rutinarios. |