CAMAGÜEY.- El primer recuerdo que tenemos de esta noble profesión puede ser de alegría o de dolor: de la que nos recibía en las mañanas en el círculo infantil para chequear que llegábamos sanos, listos para otra jornada de crecimiento y diversión; o de quien nos puso una vacuna o algún medicamento inyectable

Pulcritud en el vestir, firmeza en el pulso, seguridad y apoyo en sus miradas... así son casi todas las imágenes que guardamos de los profesionales de la Enfermería. Hoy, el mundo entero reverencia a ese personal, sostén insustituible de los sistemas de Salud, a propósito de su Día Internacional.

El 12 de mayo de 1820 nació la británica Florence Nightingale, enfermera, estadística y escritora, considerada madre de la enfermería moderna y fundadora del primer modelo conceptual y la primera escuela de esa especialidad en el mundo. Al catalogarse como un ejemplo a seguir, su fecha de nacimiento se adoptó como jornada de homenaje para quienes siguen y engrandecen su obra.

En este último año de enfrentamiento a la COVID-19, enfermeras y enfermeros camagüeyanos han dialogado con Adelante.cu acerca de sus experiencias y motivaciones. Desde un consultorio médico de la familia en una comunidad, una sala de hospital, un centro de aislamiento o en un distante paraje del mundo donde cultivan vida a fuerza de solidaridad, compartimos hoy algunas de sus vivencias.

Irina, una valiente en la comunidad

“Cuando los muchachos llegan de la pesquisa y nos facilitan los datos, elaboramos un informe lo más detallado posible. Desde iniciado este proceso en la provincia, no hemos incumplido ni una vez. Somos los mayores responsables en detectar a tiempo cualquier síntoma dentro de la población. No podemos fallar. Para que el personal de Salud dentro de las salas de aislamiento labore sin preocupaciones, debe tener la certeza de que afuera los respaldamos. Si importante es su misión, también la nuestra”.

Elizabeth, del aula a la Zona Roja

“Siempre les digo a mis estudiantes que para dedicarnos a la Enfermería, necesitamos una familia que nos apoye. Por suerte, los míos han estado a mi lado en todo momento. Además comparten el mismo amor que yo por los demás. Mi esposo, por ejemplo, que es profesor del IPVCE Máximo Gómez también está trabajando en un centro de aislamiento".

Aníval, frente a la COVID-19 con la misma fuerza que frente al ébola

"El nuestro es un trabajo imprescindible. Permanecemos en contacto con el paciente en todo momento y con un buen actuar hacemos que se sienta mejor psicológicamente, no sufra tanto su soledad y mantenga la esperanza. Yo amo mi profesión y a través de ella he podido entregarle a mi pueblo y a muchos del mundo mis conocimientos, solo a cambio del agradecimiento y la sonrisa de muchas personas por haber aportado un grano de arena en su recuperación. Eso es lo más grande que un ser humano puede sentir".

Leidisbet a 7 000 kilómetros de su Cuba

"Cuando llegamos había alrededor de 15 a 17 ingresados en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Nostra Senyora de Meritxell, por lo general ventilados, y hoy tenemos solo tres. Fuimos 15 los enfermeros incorporados a ofrecer nuestros conocimientos y, sin lugar a dudas, esto favorece a la recuperación de los enfermos. No olvido a un paciente que cuando iba a ser trasladado a una Sala de Medicina me llamó a su cuarto aislado y me dijo: ‘Te prefiero a todas las enfermeras, sé que no eres de mi país, que eres cubana, pero me has tratado con el amor que jamás había recibido’. Ese significa el mayor regocijo que sentimos con sano orgullo”.

Dos camagüeyanos y una misma profesión