CAMAGÜEY.- Aunque el título pudiera sugerirle que me referiré al pedacito de noche que con relativa periodicidad toma las áreas del Casino Campestre, y las acaban por cierto. No importa que sea el parque urbano más grande de Cuba y mucho menos la salud de las especies del Zoológico, no, ya hemos hablado demasiado y allí sigue el césped y los animales cada vez más maltratados, el patrimonio que se destruye y no se recupera ni con el cumplimiento de todos los planes habidos y por haber.

Pero esta vez quiero poner el foco en la otra noche camagüeyana, la de las calles apagadas, sí, las principales, Independencia, Cisneros, la Avenida de la Libertad...., y contra toda lógica humana, e incluso de ahorro energético, las de menos importancia encendidas.

Parece normal un Parque Agramonte con chicos casi en la mismísima estatua, o bicicletas arrollando todo cuanto aparece y los custodios o los agentes del orden haciendo caso omiso como quien ya está cansado de repetir la misma cantaleta. Solo que, en sus trabajos, al igual que en el mío, no cabe el cansancio y hay que seguir insistiendo, y cuando no quede más remedio ante la indolencia, aplicar la ley.

Si usted va a salir de noche por este Camagüey un fi n de semana, asegúrese de tener efectivo, porque si encuentra algún cajero automático con dinero puede sentirse el más afortunado del planeta, de lo contrario tendrá que atravesar casi el Centro Histórico completo para realizar una extracción. Este es un tema que de tan repetido ya los implicados deberían haber organizado una guardia efectiva que mantenga la vitalidad de estos equipos. No se trata de tener más, sabemos que en las condiciones actuales de Cuba es muy difícil por los costos de esta tecnología, se trata de atender mejor los que están, de no comprenderlo todo lo que se ha avanzado en pagos mediante tarjetas magnéticas se vuelve contraproducente y la gente deja de creer en la utilidad de informatizarnos como sociedad.

En este mismo punto, implementar en las unidades mecanismos de pago electrónico, algo que Enzona ha facilitado muchísimo a particulares o estatales, de comercio, gastronomía o incluso de servicios, desde la más grande hasta la más chiquita, tiene que dejar de ser una opción para convertirse en un requisito imprescindible, y hago énfasis en los no estatales, que están muy rezagados todavía en implementación.

Un espacio no menos importante en esta noche se lo llevan los precios, que al parecer necesitan que alguien se vuelva a acordar de ellos, no habrá otra cruzada por bajarlos, y es que no acabamos de ser sistemáticos.

Si bien las causas del ascenso se mantienen con poca variación: inflación, MLC, poca trazabilidad de los costos, escaseces, aumento en los precios de las materias primas y la desfachatez de muchos; también se ha incrementado el descontrol y al parecer se ha vuelto normal que todo suba: el transporte, sobre todo el de tracción animal, los alimentos, así como productos básicos o entradas a centros nocturnos.

Pero a eso no se le pone coto con entidades pertenecientes a empresas estatales socialistas, muchas veces haciendo la competencia hacia arriba y escudándose en la autogestión para incrementar los precios, porque se pierde la capacidad que tiene que tener el Estado para regularlos.

¿Qué hacen los cuerpos de control, no trabajan de noche ni los fines de semana?, se preguntaba alguien en una de esas noches que todo está patas arriba; sin embargo, como está la cosa, tal parece que no lo hacen ni siquiera en horario laboral.

Si a usted estas líneas se le parecen mucho a la realidad, no es casual, son un refl ejo de solo algunas de las cuestiones en las que se debe seguir trabajando, con sentido de pertenencia, voluntad de hacer las cosas bien y, sobre todo, con ganas de echar pa’lante tanto nuestro proyecto individual como ese proyecto colectivo que se llama Cuba, en el que Camagüey, más allá de una noche, tiene mucho que aportar.