CAMAGÜEY.- Sergio Moro ha hecho quedar muy mal al sistema judicial brasileño, que estaba enfermo ya desde que se produjo el golpe parlamentario contra Dilma Rousseff por supuestas violaciones administrativas en el manejo del presupuesto nacional y por lo cual fue obligada a abandonar la presidencia del país carioca.

El flamante Ministro de Justicia de Bolsonaro, que todo el mundo sabe que recibió el cargo en pago a la cacería de brujas que desató por el caso Lava Jato orquestado por la corrupción que imperaba en la empresa nacional de hidrocarburos Petrobrás y que él se encargó de dirigirla, primero contra el Partido de los Trabajadores y después contra su líder, Luiz Inácio Lula da Silva, su blanco principal para impedirle aspirar a la presidencia de la nación, la cual se asegura que obtendría frente a los candidatos de la derecha.

En aquella ocasión con la operación Lava Jato en marcha fue recibido como héroe en el Congreso de diputados, supuestamente como paladín de la justicia, pero qué “lamentable” que ahora debió regresar a la Cámara legislativa no para ser alabado nuevamente, sino para ser investigado por la violación de la imparcialidad y la separación de poderes que debe caracterizar al sistema, de acuerdo con la Constitución, y de lo cual se le está acusando públicamente a nombre del Colectivo de Abogadas y Abogados por la Democracia y los partidos de izquierda que están pidiendo su inmediata separación del cargo para impedir la manipulación de los hechos imputados.

El proceso contra Moro se desató a partir de las revelaciones del diario digital The Intercep Brasil que presentó audio, videos y documentos que develan conversaciones de este con los fiscales actuantes en el caso Lula, para influir en las decisiones de estos en abierta conspiración y que terminaron con una condena contra el exmandatario brasileño por supuesto caso de corrupción a través de la reforma de un apartamento en Atibaia, Sao Paulo, imputación que nunca pudo ser probada y que sin embargo, sirvió para condenar a Lula a 12 años y un mes de prisión y evitar así que se postulara en las elecciones presidenciales del pasado año.

En el marco del actual escándalo que envuelve al Ministro de Justicia de Jair Bolsonaro, que ha salido a defenderlo a “capa y espada” y que pone al descubierto la venalidad del sistema judicial brasileño, la defensa de Lula presentó un hábeas corpus que cuestiona por falta de imparcialidad al exjuez y por lo tanto las decisiones en que se vio involucrado.

En un comunicado del Partido del Trabajo se señala que las acciones de Moro y de los magistrados que conforman la comisión Lava Jato son crímenes contra la libertad de Lula y contra el derecho de defensa y el debido proceso legal y principalmente contra la soberanía del pueblo en el proceso electoral que le impidió elegir al presidente que siempre quisieron y que brindó a la derecha la oportunidad de imponer un gobierno fascista encabezado por Bolsonaro.