Uno de los medidores fundamentales de eficiencia en la campaña, el rendimiento, alcanza como promedio en los cinco centrales en operaciones el 83 por ciento del valor estimado.
En buena medida ello es reflejo de las lluvias durante la primera fase de la cosecha y de las pobres molidas de la gramínea.
El rendimiento no sube, aunque se acumulan varios días sin precipitaciones en la provincia, pero se mantiene la humedad en los suelos, sobre todo en cañaverales abastecedores del central Batalla de Las Guásimas, comentó Amelio Valdivieso, especialista de la agroindustria azucarera.
Esa condición en el terreno hace que las plantas continúen su crecimiento vegetativo y no concentren la sacarosa en los tallos, de donde las fábricas la extraen en el proceso de la molienda y la elaboración del crudo.
Desde el comienzo de la zafra, el aprovechamiento de la norma potencial de trituración en los molinos llega solo al 60 por ciento, un nivel demasiado bajo para sacarle buena utilidad a la materia prima.
Toda esta situación hace que Camagüey se exceda en el gasto de caña y no la ahorre para mejores momentos de la campaña.
Hasta ahora el territorio produjo el 63 por ciento del azúcar que había previsto, atraso definitorio en este momento para vencer el programa de la zafra.
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