CAMAGÜEY.- La confección de nasobucos, la fabricación jabón de lavar y líquido, y la producción de lejía de cloro al 5% son las prioridades que tiene en las actuales circunstancias la Empresa Provincial de Industrias Locales, en el empeño por colaborar en el enfrentamiento al nuevo coronavirus.

Aunque esas producciones tienen como principal destino las Empresas Estatales, también se pone a disposición de la población en los cuatro puntos de venta de esa institución. “Casi 2000 pastillas de jabón en el municipio Camagüey y otras 3000 que se realizan en Santa Cruz del Sur y más 2000 litros de jabón líquido son el aporte de la Empresa al combate contra la Covid-19.

Cada organismo hace una demanda, y basada en ella intencionamos las producciones diarias para darle respuesta, tenemos garantizada buena parte de la materia prima que necesitamos, explicó Neovel Rodríguez Díaz, director comercial de la Empresa.

CHIQUI CHIQUI CHIQUI, AGUA Y JABÓN…

Completamente artesanal, reutilizando los residuos del aceite comestible, que quedan al fondo de los depósitos y que viajan desde Nuevitas hasta el readaptado taller, conocido como Fundiciones, en la calle Martí, más otras materias primas, dan origen a dos productos fundamentales, el jabón líquido y el jabón de lavar en pastilla.

Según Andrés Brocal Estévez, químico del taller, hace unos días les llegó un envío y están haciendo un maratón para garantizar a Salud y Educación que tengan el producto para higienizar. “por otra parte el jabón en pastilla se hace del cebo que nos llega del de la Empresa Cárnica”.

“En este momento queremos y tenemos capacidad para producir mil litros de jabón líquido, también tenemos la opción de dejarlo preelaborado y esto nos ahorra tiempo al otro día”, Brocal Estévez agregó que por las característica del local varias veces se han visto imposibilitados de continuar las producciones por supuestas molestias a los vecinos o por no cumplir determinadas regulaciones, “pero esto no se corresponde con la situación actual del país”.

Alrededor de 19 trabajadores, incluyendo la fuerza disponible del antiguo taller de Fundiciones, “Los hemos capacitado para que asuman también la producción artesanal de jabón y en función de las producciones químicas que obviamente tienen sus requisitos especiales. Además del aseo, nosotros hacemos aquí betún, tintas, con destino a la población, explicó a Adelante Digital Suanamí Ramos Mendoza, administradora del taller.

POR PRIMERA VEZ, CLORO Y NASOBUCOS

Más de tres mil nasobucos se confeccionan en talleres de 10 municipios de la provincia, allí veteranas costureras de mil batallas, incluyendo jubiladas que se han reincorporado ante la necesidad del país, trabajan más, a veces, de lo que sus propios cuerpos le permiten para poder cumplir la demanda. Sobre todo en tiempos en los que los grandes productores del mundo no dan abasto en la confección de este aditamento higiénico.

Sábanas defectuosas que en otro momento hubieran dormido el sueño eterno en un almacén hoy se convierten en nasobucos de tres capas tal como orienta Organización Mundial de la Salud. “En el taller todo el mundo corta, técnicas de calidad, almaceneras, para lograr cortar 255 unidades diarias que después seis costureras le dan forma para una producción final diaria de más de 200 nasobucos” expresó, tijera en mano y casi sin quitar la vista de lo que hacía, Silvia Salvador Francisco, jefa de brigada.

“De aquí no nos paramos casi, desde la siete de la mañana, almorzamos incluso en las máquinas, hasta la seis de la tarde, no podemos perder tiempo, y si nos queda algo lo llevamos para la casa y allá lo terminamos”, dijo Elma Simoni, una de las costureras de más experiencia, que se encontraba de certificado pero eso no le impidió regresar a su máquina.

Elma hace unos 70 nasobucos diarios, y fue también de las que, sin que nadie se lo pidiera, buscó en casa toda tela que pudiera servir para hacerlos, los hizo y los regaló en la cuadra. Ella transmitió un mensaje: “por favor los exhorto a que los usen, aunque todo se vea en calma estamos expuestos y por eso aquí estamos nosotras, luchando contra los achaques, los dolores de cervical y en las piernas”. Pero no es en vano, hoy sus nasobucos protegen a choferes, trabajadores del comercio, la gastronomía, los servicios.

Para seguir con las primicias, también es la primera vez que trabajan con cloro, ellos no son químicos pero han aprendido, porque tienen la responsabilidad de rebajar el cloro del 10% al 5%, “se prepara con agua purificada, lo llevamos al laboratorio de Farmacia y Óptica y nos certificaron la calidad. Son dos personas que tienen sus medios de protección y a partir de esta experiencia nos vamos a quedar haciéndolo, pues tenemos la posibilidad de recibir desde Sagua la grande el cloro activo al 10% y sería un producto más para la Empresa, se le está vendiendo a los distintos organismos y a la población aquí en el punto de Padre Valencia”, abordó Reinier Breto, jefe de Aseguramiento de Industrias Locales en el municipio cabecera.

Todo el mundo hace lo que le toca, y a veces hasta más, algunos se han vueltos químicos, otros artesanos y hasta costureras empíricas, pero todos tienen una idea en común aportar desde su lugar al combate contra un enemigo tan peligroso como los que hemos tenido siempre los cubanos, para que ese nuevo coronavirus no haga más estragos de los que ya ha hecho en este pueblo, que nos intenta quitar los abrazos y los besos, pero esta gente trabajadora demuestra que es posible salir de esta juntando codo con codo.