CAMAGÜEY.- Por estos días ha sido noticia que el 24 de febrero se celebró el aniversario 50 del primer trasplante renal realizado con éxito en Cuba, por supuesto, entonces ocurrió en La Habana, lo que no quiere decir que los capitalinos eran los únicos beneficiados, pues de provincia igual fueron favorecidos hasta tanto se extendiera esta praxis médica.

En el hospital universitario Manuel Ascunce Domenech, de esta ciudad, el día clave en estos menesteres ocurrió el 29 de abril de 1978 que se registra el primero exitoso, solo ocho años después de ser un hecho en la nación, y ya suman 580, de estos dos de donantes vivos, el primero de ellos en el 2017 de hijo a padre, y suman tres en edades pediátricas. En el transcurso del 2019 fueron once los trasplantes realizados, mientras en lo que va de 2020, ya se reportan tres.

Si tenenos en cuenta que la mayoría de los trasplantes han sido de donante cadavérico con muerte encefálica, es importante destacar el espíritu solidario y humanista de los cubanos dispuestos a ofrecer ese órgano vital para que otros, sin ni siquiera saber de quién se trata, logre sobrevivir a la muerte de su familiar.

Entre los factores de riesgo para llegar a padecer de una insuficiencia renal crónica tenemos la diabetes mellitus y la hipertensión arterial, aunque no son los únicos.

Cuba cuenta con nueve centros de trasplante renal, con beneficios para toda su población cubana, de estos cinco en La Habana, uno en Villa Clara, uno en Santiago de Cuba, e igual cantidad en Holguín y en Camagüey.

Para mantener un servicio de salud así se necesita de tecnologías costosas garantizadas por el Estado y la seguridad de diálisis y hemodiálisis además, de los medicamentos que son suministrados de manera gratuita a cada trasplantado.

Un reconocimiento obligado precisan los equipos médicos insertados en este programa, ese personal está localizable desde el 1ro de enero hasta el 31 de diciembre de todos los años. Cuando se les llama, ahí están sea cual sea la hora o el día de la semana. Gracias a ellos, tantos y tantos cubanos viven con el riñón de otro y con buena calidad de vida.