CAMAGÜEY.- Ahmed Oseguera Hernández es especialista de Ciencia y Tecnología en el Citma, y Laura Natalia Rivera Delgado, profesora en la Universidad de Ciencias Médicas. Mas, desde el 13 de agosto último, comparten oficina.
Los dos, psicólogos, pertenecen al equipo de 22 personas que procesa las propuestas camagüeyanas al Proyecto de Constitución. Junto a ellos hay juristas, informáticos, economistas, investigadores… ahora unidos por la enorme responsabilidad.
“Desde los municipios nos llega un modelo donde ya se incluyeron todas las modificaciones, adiciones, eliminaciones o dudas que se propusieron en los espacios de consulta popular —explica la muchacha. Allí las toman directamente de las actas, las clasifican y las ingresan, organizadas además por párrafos.
“Aquí se trabaja por dúos. Nos corresponde revisar en la tabla cada planteamiento y verificar que corresponda al párrafo que se señala. No eliminamos nada, el fin siempre es que cuando se envíe al equipo nacional, la información esté bien clara”.
“En el procesamiento lo más complicado han sido las adiciones. A veces cuesta ubicarlas, sobre todo si la idea está incompleta”, añade Ahmed, quien lidera a los analistas.
A sus 25 años, Laura acumula la sensatez y la responsabilidad que demanda su función. Habla del futuro que construimos, juntos, los cubanos; de la esencia popular de este momento histórico y de las lecciones que ha sumado: “Como psicóloga también crezco en esta misión, hoy conozco mejor a los camagüeyanos. Mi preparación integral será superior porque tengo a mi lado profes de gran valía en sus especialidades”.
Ahmed confirma que la oficina ha sido un espacio de debate, de aprendizaje constante, y sobre todo, de compromiso: “No se dan pasos en falso, todo se colegia y se pregunta para que ninguna de nuestras enmiendas cambie lo que se quiso decir. Por supuesto que tenemos nuestras opiniones, mas al trabajar somos muy objetivos. Cada sugerencia es la visión de un ciudadano y merece estar”.
En una oficina cercana, otro equipo también acumula horas de desvelo para garantizar el éxito de la Reforma. Son 15 personas, aunque por sus responsabilidades no siempre están todos.
Tampoco laboraban juntos, hay representantes de organizaciones de masa y especialistas de distintas ramas y organismos. Están al tanto de que se celebren en tiempo las reuniones planificadas, y que en todas haya personas listas para guiar la consulta y aclarar dudas a la población.
Una de las movilizadas en ese departamento es Natalia Caro Rodríguez, asesora jurídica del Banco Popular de Ahorro, donde preside la delegación de base de la Unión de Juristas. No parece estar fuera de su espacio cotidiano. Ha estudiado muchísimo sobre constituciones, tanto cubanas como extranjeras, y sabe casi de memoria el Proyecto.
“Previo al 13 de agosto impartí seminarios a dirigentes de municipios y dúos que actualmente dirigen las asambleas. Luego a personal de la radio en la provincia, que solicitó preparación para la cobertura periodística.
“Ahora somos convocados a algunos espacios, y si hace falta, aclaramos conceptos, ideas… pero ninguna voz es para callar a nadie. Formamos parte de un proceso único en la historia constitucional cubana, pues ni para el proyecto de 1975-1976 se concibió la consulta tan amplia que hoy da participación a millones en la construcción de la Carta Magna.
“Aquí registramos cómo va el cronograma de discusiones, cuál tuvo que suspenderse, y corregimos horario u otro detalle en caso de que notemos que es preciso un ajuste para lo que resta. Se trabaja con ética, conciencia y extraordinaria responsabilidad. Eso distingue a todos los grupos que intervienen de alguna manera. Por eso saldrá bien, empeños sobran”, asegura.
El 16 de noviembre, cuando hayan ocurrido todas las reuniones previstas en la provincia, Natalia retomará sus rutinas, como Ahmed, Laura, sus compañeros, los que realizan funciones similares en otros niveles… Desde sus habituales puestos de labor, añorarán esos equipos que tan bien engranaron, seguirán pendientes de este momento y guardarán para siempre la certeza de haber sido eslabones de una etapa definitoria para los cubanos, que solo cerrará cuando Cuba rubrique, en mayoría, esa Constitución de la que ellos ya se sienten dueños.