CAMAGÜEY.- Tuve el privilegio de integrar la brigada Henry Reeve que arribó a México el 21 de mayo de 2020, para atender a pacientes con COVID-19. Trabajamos durante casi seis meses en Zona Roja, en el hospital regional del municipio Río Blanco, del estado de Veracruz. También colaboramos en el Centro de Atención Médica Expandida (CAME) del municipio de Orizaba. Por ese territorio pasó José Martí en el año 1877 en uno de sus viajes al país.
Llegamos temerosos, pero bien preparados y conscientes de la importancia de enfrentarse cara a cara con el SARC-COV-2. Lamentamos muchas pérdidas, un dolor que aliviábamos con cada vida salvada. Los colegas mexicanos nos acogieron de manera excepcional, tanto que al percatarse de nuestro estrés laboral nos regalaron un día diferente. Solicitaron el permiso a la alcaldía para sorprendernos con un viaje al museo de Orizaba y al teleférico. Ambos centros culturales y recreativos se encontraban cerrados al público.
Francisco Gabilondo Soler (Orizaba, Veracruz, 6 de octubre de 1907-Texcoco, Estado de México, 14 de diciembre de 1990). Foto: Tomada de lopezdoriga.com
En lo particular, quedé prendado al visitar el museo Francisco Gabilondo Soler, también conocido por el nombre artístico Cri Cri, el grillito cantor. El excelso cantautor mexicano dedicó a los niños su obra de cientos de composiciones infantiles y un programa de radio. Fue en ese medio donde creó su famoso personaje. Para ponerle así se inspiró en la palabra francesa “cricket”, que al traducirla es “grillo”.
Inevitablemente me remonté a los recuerdos de mi infancia, aunque no lo hubiese escuchado, pero sus historias me trajeron a la mente a los amigos, las abuelitas, animalitos del monte, las travesuras. Las letras de las canciones de Cri Cri tienen una magia irresistible.
Quedé atónito con una anécdota. Resulta que en la primera producción de la afamada película de Pinocho, los productores de la Walt Disney ofrecían a Gabilondo gran suma de dinero por su derecho de autor, porque querían nombrar Cri Cri al personaje de la conciencia de Pinocho: “No, no le vendo lo que me piden. Cri Cri es propiedad de los niños de México”. A aquellos no le quedó más remedio que ponerle Pepito.
Mis hijos crecieron escuchando la historia del chino Chong Ki Fu que no quería vivir más en un jarrón, crecieron viendo por la televisión a El ratón vaquero, pero yo desconocía al autor quien, sorprendentemente, estuvo en La Habana en el año 1944.
Entre Gabilondo y yo he descubierto muchos elementos en común, pero prefiero destacar uno: nos une el empeño de salvar la vida. En su tierra ofrecí mi tercera colaboración médica en el exterior. De allá traje la gratitud de los pacientes y colegas mexicanos; y el tesoro de aquella jornada inolvidable que nos llenó de energía positiva.
Ya en Cuba, buscando datos encontré que Omara Portuondo interpretó hace poco la canción Cri Cri, para el disco compilatorio Reír y cantar. También supe de la reciente salida de Liuba canta a Gabilondo Soler, un disco con el sello de Bis Music, hasta el momento solo disponible en plataformas digitales de música en Internet. Es una hermosa manera de promover su obra y de preservar en la memoria a un latinoamericano que forjó con imaginación, civismo y amor la infancia de tantas personas.
*Especialista de segundo grado en medicina interna, máster en urgencias médicas y profesor auxiliar de medicina. Trabaja en el Hospital Oncológico de Camagüey.