CAMAGÜEY.- El Centro de Promoción del Libro y la Lectura Gertrudis Gómez de Avellaneda cumple una función vital en el ecosistema de su institución rectora, porque a sus cinco trabajadores compete asegurar que las urgencias de comercialización no priven al libro su valor espiritual.

En el 2019 aumentaron los espacios, de ahí que ya son 35 las peñas caracterizadas, sin contar las acciones de extensión a lugares poco explorados y a comunidades de la geografía provincial a las que no se llegaba.

La joven Gretel Quevedo se encarga de la programación, tanto la habitual como la de los eventos. Ante la pregunta de cómo se arma ese rompecabezas, respondió que “el equilibrio se logra con la unidad porque somos un buen equipo”. Ella estudia Comunicación Social para ensanchar su labor.

Una compañera entusiasta allí es Elia Peláez Leyva, quien lidera el proceso de la comunicación. “Somos perseverantes para que el libro impreso sea importante en los hogares y que nuestro Centro lleve el nivel que merece en la tierra de la Avellaneda y de Guillén”.

Más de 200 autores integran el catálogo del Centro provincial del Libro y la Literatura, al que se debe el “Gertrudis Gómez de Avellaneda”, quien mantiene una relación de entendimiento. Su especialista principal, Yuslema Cabrera Rosell, identifica los mayores retos del 2020 en la Feria del Libro prevista en el mes de marzo y el evento Emilio Ballagas, en noviembre.

El promotor debe ser agente capaz de insertar a la población en toda la dinámica de la ciudad o del pueblo. Su acción tiene un carácter eminentemente espiritual porque enriquece al hombre en la medida que este sea capaz de disfrutar y recrearse con lo que se le propone.