CAMAGÜEY.- El cambio de tiempo en Madrid fue brusco. Por los titulares, la borrasca inundaba España. Desde hace 100 años no caía tanta agua en un día. Esa noche de octubre sólo pensaba en la invitación al Teatro Lara para ver a Joel Angelino, un cubano de Sagua la Grande, por la instancia de la memoria en que gravita con el monólogo Fresa y Chocolate, 30 años después.
Era inevitable la curiosidad por las pieles del texto de Senel Paz que nació como cuento, fue al teatro y luego al cine. La película de 1993 está afincada en el imaginario del cubano como retrato de una época y como mirada que vindica al ser humano y la amistad sin etiquetas políticas ni sexuales. Esa virtud vale para todos los tiempos.
En el único filme cubano nominado a los Óscar, Joel Angelino interpreta a Germán el escultor. En el monólogo hace un guiño al papel y también encarna a Diego el homosexual culto y a David el joven militante comunista.
─Celebrar los 30 años de la película es un gesto hermoso, pero hacerlo con un monólogo es un acto de intrepidez, ¿considera esta versión de Fresa y Chocolate la mayor osadía de su carrera?
─La mayor osadía porque fue mi primer monólogo cuando tenía 18 años, lo estrené en Cuba en el Teatro Bertold Brecht, de la mano de la directora del Teatro del Sol, Sarah María Cruz, en 1991, antes del estreno de la película. Fue un gran éxito y se llamaba La catedral del helado. En aquel momento, el texto se basaba más en el cuento de Senel Paz, El Lobo, el bosque y el hombre nuevo. A partir de ese momento he ido celebrando por el mundo cada cinco o diez años, la maravilla y el orgullo de formar parte de estos dos sabores Fresa y chocolate. Por supuesto que esta versión es superior por mi madurez y porque he ido nutriéndome del trabajo con los maestros; Mirtha Ibarra me asesoró a nivel interpretativo. Pero asumir la dirección, el diseño de luces o el visual de la puesta, apartando el ego, me han hecho consciente de mi trayectoria y del camino recorrido y lo fundamental, haber logrado defender la tolerancia al distinto en un mundo actual donde desgraciadamente, nos hace falta seguir hablando de este tema, esto me ha hecho ser mejor ser humano y creador. Bendita osadía.
─¿Qué connotación tiene para un artista una temporada en el Teatro Lara?
─Un gran honor, uno de los teatros con mayor prestigio y solera de España, uno de los más antiguos. Tengo que dar las gracias a mi distribuidor Leonardo Buenaventura, quien además distribuye al Ballet Nacional de Cuba y al Ballet de Camagüey. Él presentó la propuesta y la verdad que después de hacer el sábado la última función a teatro lleno, recibir la llamada de sus directivos para felicitarme me honra y me emociona. La entrega del público madrileño ha sido maravillosa.
─Aunque primero fue un cuento y una obra de teatro, la película marcó el imaginario. ¿Qué tuvo en cuenta de la historia y los personajes para esta versión?
─Esta versión está contada a través del personaje de Diego. Senel Paz ha escrito nuevos textos donde habla de la soledad, que ha hecho que la historia sea más profunda y actual, es una versión con lo mejor de la película y de todas las versiones teatrales que se han hecho en Cuba y el extranjero, y la guinda del pastel es que aparece mi personaje de Germán, a través de la imagen y en el propio texto. Poder interpretarlo nuevamente después de treinta años me ha hecho revivir emociones y vivencias que tenía aparcadas en mi recuerdo. Ha sido como cumplir quince años y celebrarlo a lo grande.
─Vayamos 30 años atrás, al rodaje. ¿Qué recuerda del proceso junto a Titón y Tabío, a la Mirtha de entonces, al elenco y el equipo técnico?
─Recuerdo que Titón estaba pendiente de cada detalle, cuidando el decorado. Con respecto a mi personaje, como no había más estatuas para romper, teníamos una producción muy austera, y tuve que hacerlo en una sola toma y ahí estaba junto a Juan Carlos, dándome las directrices de lo que estaba en la cabeza de Germán y sus circunstancias dadas, como se dice en el argot de interpretación. Yo estaba haciendo La Máquina Hamlet en el Teatro Nacional, un unipersonal muy rompedor para la época y fueron a verlo, al día siguiente me dieron el personaje. Mirtha y yo comenzamos una amistad que ha perdurado en el tiempo, una vez le escribieron en una crítica que era la actriz que no actuaba y ella no lo entendió, cuando se lo comentó a Titón, él le dijo que se alegrara, que era por la forma tan natural que tiene a la hora de interpretar un personaje y al final, eso es lo que me ha enseñado, a mostrar los personajes tan orgánicos y veraces como si no estuviera en un escenario o delante de una cámara. Creo, sinceramente, que eso es uno de los pilares fundamentales por lo que se ha valorado tanto el espectáculo y mi trabajo actoral. He aprendido mucho de las grandes en España, tuve la suerte de trabajar al lado de Pilar Bardem, Concha Velasco y Lina Morgan, pero las enseñanzas de la Ibarra, me han hecho ser el actor que soy en la actualidad.
─Sentado delante de la pantalla, el Joel Angelino, actor maduro, cómo dialoga con el joven que interpretó a Germán. ¿Qué le cambiaría?
─Cambiaría que era muy inseguro cuando era joven, pero eso uno lo adquiere con la experiencia y los años. Siempre el teatro ha sido mi fortaleza, y el cine y la televisión me ponían muy nervioso. En el teatro no tengo miedo, es mi casa. Sin embargo, aunque soy muy crítico con mis trabajos me gusta cómo interpreté a Germán, por eso dedico esta puesta a los dos directores que, desgraciadamente, ya no pueden saborear el éxito y la vigencia de Fresa y chocolate. Creo que el éxito de la película, además del texto de Senel Paz, asesorado directamente por Gutiérrez Alea, estuvo en el virtuosismo de estos dos grandes directores.
─En España ha asumido otros papeles también importantes, en televisión, cine y teatro. ¿Cuáles personajes le han exigido más? ¿Choca la formación del actor cubano con las pautas de actuación para esos medios allí?
─El personaje de mayor exigencia ha sido el de Raúl en la película El Alma de Tacande, del director palmero Antonio Fernández Lorenzo. Raúl era un maltratador y muy manipulador y retorcido a la hora de conseguir sus objetivos. Tenía escenas con mucho contacto físico y la verdad que lo pasé muy mal. No era creíble porque tenía miedo de hacer daño a mi compañera que hacía el personaje de mi esposa. El director tenía otros talentos pero, sinceramente, no era muy ducho en la dirección de actores. En la actualidad se ha convertido en la película más premiada del cine canario, con cincuenta y seis premios internacionales, entre estos, seleccionada en la primera nominación a los Goya en el año 2020. Un año después me otorgaron el premio a Mejor actor protagonista en el Festival de cine de Detroit. Tuve una caracterización tan diferente a mí que la gente dice que parece que no soy yo. Ese es el mejor piropo.
“No creo que choque. La escuela cubana ha formado a grandes profesionales que están triunfando en las series y películas españolas como María Isabel Díaz, Ileana Wilson o Laura Ramos, y toca decir que además de grandes actrices son grandes seres humanos, porque me han apoyado mucho en mi andadura madrileña. Todos estamos orgullosos de los grandes maestros y las técnicas aprendidas, pero creo que hay que bajar el nivel de intensidad a la hora de estudiar un personaje. <<Menos es más>>, como decía Titón, lo que pasa es que el Caribe siempre lo llevamos dentro y hay que sacarlo cuando el personaje lo amerite”.
Junto a Santiago Ríos, reconocido como uno de los pioneros del nuevo cine canario.
─Canarias ocupa un espacio de privilegio en el corazón de Joel Angelino, ¿por qué?
─Canarias ha sido mi otro refugio. Me ganó su gente, su bondad y esa manera isleña de interpretar la realidad. Allí tengo mi propia compañía con actrices como Sayli Cabezas, la actriz cubana de la novela La cara oculta de la Luna, y doy clases de interpretación. Siento que es mi otra casa, ahora que he estado cuatro meses en Madrid con tanta lluvia y frío, me doy cuenta que extraño su clima maravilloso. Agradezco también a la editorial tinerfeña Ideas que me ha publicado dos libros de poemas, el último saldrá a la venta por Amazon en una semana. Me considero un aprendiz de poeta, pero como en la actuación, es verdad que el camino recorrido me ha hecho madurar y desarrollar un estilo propio.
Joel Angelino y Gretel Cazón protagonizan la tragicomedia WC Story, dirigida por el cineasta tinerfeño Santiago Ríos. La historia se desarrolla en el aseo de mujeres de una discoteca, entre una transexual y la empleada de la limpieza.
─Junto al director canario Santiago Ríos emprendió un festival que conecta con Cuba. ¿Logró en esa primera edición todo lo que aspiran?
─San Canarias de Cuba es mi homenaje a mi gente en Canarias y por supuesto, a mi país. Es un encuentro de las artes, que desarrollamos para celebrar lo que nos une y nos hace crecer como seres humanos, idas y venidas. Todo a través del arte. Siempre quise trabajar con un maestro como Santiago Ríos, por toda su trayectoria, por su humildad y por su forma de entender la vida. Él es mi asesor y sus consejos son muy sabios. El anterior festival lo hicimos en Santiago de Cuba y el próximo, estamos pensando en la idea de hacerlo en Camagüey en noviembre del 2024. Como objetivo del Festival está hacer un hecho creativo entre cubanos y canarios, e hicimos un cortometraje WC Story, con la cantante y actriz cubana Gretel Cazón y un servidor, dirigido por Santiago; nos está dando muchas alegrías, ya nos seleccionaron para el prestigioso Festival de Cine de Málaga y otros festivales internacionales.
El alma de Tacande, del director Antonio M. Fernández, cuenta la leyenda del siglo XVII que conoce una pareja de jóvenes cubanos al viajar a la isla de La Palma en busca de unos terrenos de su abuelo un emigrado canario.
─¿Algún proyecto inmediato que incluya a Cuba?
─En el mes de diciembre estaré en La Habana para el acto oficial por el aniversario 30 de la película Fresa y Chocolate. Además estaré presentando mi película El Alma de Tacande y el cortometraje WC Story. También llevaré un espectáculo de humor titulado Sexo sentido, a diferentes provincias del país. Por el respeto que le tengo a mi pueblo, siento como un deber compartir mi trabajo y a darles humor en esas épocas festivas. Amo a mi país y qué mejor que poder regalar mi talento y estar presente con mi trabajo en estos momentos tan difíciles.
Equipo durante el rodaje del cortometraje WC Story en el Malecón de La Habana.
“Mucha merd merd merd” deseó Mirtha Ibarra desde La Habana en un video proyectado al final de la puesta de Fresa y Chocolate, 30 años después. Esas buenas vibras acompañan al actor que, la víspera del Día de la Cultura Cubana, en el corazón de Madrid y en día de borrasca compartió el canto épico de una nación que se construye desde la tolerancia, el amor y la libertad. De vuelta a casa no será distinto.