Foto: Tomada del perfil en Facebook de la Universidad de CamagüeyFoto: Tomada del perfil en Facebook de la Universidad de CamagüeyCAMAGÜEY.- Llegó la hora fijada con mi entrevistado. Al entrar a su hogar me recibe con el mayor cariño y humildad y me invita a sentarme en aquella sala amplia entre paredes llenas de historia.

Sin antecedentes que lo impulsaran a estudiar una carrera de Ciencias Económicas, pues su padre era escritor y su madre ama de casa, escoge esta opción para años más tarde convertirse en el único economista de su familia.

“Cuando estaba en el preuniversitario tenía intereses de carreras distintas, y en un momento determinado me di cuenta que podía unir dos ramas que me gustaban mucho: la Química y la Economía, decidiéndome por Ingeniería Económica. Estudié en la antigua Unión Soviética, en Járkov, actualmente República de Ucrania, en el Instituto de Ingenieros Economistas y me gradué en 1985”, empieza a contar su historia Néstor Loredo Carballo, profesor del Centro de Estudios de Dirección Empresarial y Territorial (Cedet), en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz.

“Comencé trabajando en la empresa de fertilizantes Revolución de Octubre. Fueron años muy buenos, era la mejor de la Unión de Fertilizantes y recién graduado visité todas las empresas químicas de Cuba”, comenta sobre sus inicios profesionales y acto seguido jaranea conmigo, haciéndome sentir en familia y me comenta, “es la mejor empresa que hay”.

El profesor Loredo, conocido así por muchos, se ha especializado a lo largo de su desarrollo profesional en temas de Dirección Empresarial: “Cuando llegué a Fertilizantes me ubicaron en el Departamento de Organización del Trabajo y el Salario. En ese momento era una empresa muy grande, se dividía en dos secciones, donde atendí salario, que no se encargaba de pagar, sino de hacer los estudios para los pagos y el diseño de estructuras y plantillas. A partir de la necesidad que tuve de estudiar estructuras, que es un eje fundamental de la organización en la dirección, me fue llamando la atención y luego, con el paso del tiempo me consagré a esto”.

Años más tarde llega a la Casa de Altos Estudios agramontina, a la que le ha dedicado la mayoría de su vida profesional, y se convierte en fundador del Cedet, siendo parte del claustro de programas para la formación postgraduada.

“Cuando se imparte el primer Diplomado de Dirección de Empresas, asisto a él, comienzo la Maestría y en ese momento conozco el interés que tenía el Departamento de Dirección de la Facultad de Ciencias Económicas de captar personas que fueran ingenieros industriales o afines, me presenté y entré. Este, junto a otras áreas de la Facultad se integraron a partir del 1999 en el Cedet, por lo que soy fundador del centro.

“También fui su director, lo que me aportó muchísimo, sobre todo la posibilidad de aprender, de estudiar, de trabajar con muchas personas, de interactuar con especialistas de muy buen nivel del país e incluso con profesionales extranjeros y aprender de los alumnos porque ir a las aulas del Diplomado o la Maestría en Dirección es un reto constante que te exige estar preparado. Trabajar en el Cedet me ha hecho profundizar en proyectos de investigación”.

Al preguntarle qué proyectos o trabajos han marcado su vida profesional, me contesta con el espíritu de un trabajador dedicado a la investigación, cierra sus ojos como rebuscando en su memoria cada uno de los pasos que ha dado y los que han dejado huellas y me contesta en modo de broma: “En realidad, todos los proyectos me gustan, todos aportan conocimientos”.

Pero intenta escoger entre ellos, que no son pocos, y termina contándome. “Cursé en 1999-2000 el Diplomado Europeo de Administración y Dirección de Empresas en La Habana y en el 2003-2004 cuando se realiza la quinta edición del diplomado en Camagüey, se me da la tarea de gestionarlo. A principios del siglo hubo un proyecto nacional de superación de cuadros que trabajó metodologías relacionadas con este tema dirigido por la Cujae y fue muy importante en mi formación sobre esta temática.

Trabajé en un proyecto muy interesante, que no llegó a prosperar por el recrudecimiento del bloqueo, donde comparamos los niveles de enseñanza de dirección y administración con una universidad norteamericana; tuvimos la visita de estudiantes norteamericanos y el intercambio con ellos fue muy interesante”.

Dedicar toda una vida a la investigación no es tarea fácil, requiere de esfuerzo y sacrificio, el mismo que ha puesto en cada una de las misiones y proyectos que ha desarrollado, sobre todo en el Cedet. Loredo demuestra su profesionalidad y me comenta: “Desde que estoy en la universidad me he dedicado a investigar, a estudiar, a dar clases y a trabajar. No tengo horario para el trabajo, lo que he hecho me gusta y como me gusta, no es trabajo”.

Con limitaciones como todo ser humano, en este caso por la visión, el profesor Loredo intenta retribuir con su labor toda la experiencia y el crecimiento profesional que ha adquirido junto a sus compañeros durante tantos años.