Poeta de incesante ejercicio, su autor remantiza la palabra cotidiana, recorre con detenimiento los espacios de la expresión y visualiza sus destinos poéticos con luminosidad: el hijo que invade cada espacio; la figura y el alma femenina, como también el yo que acomete la traición, el dolor, el miedo…

Quizás uno de los grandes aciertos de este poemario sea la combinación eficaz de los versos, distribuidos en formas estróficas frecuentadas, como la décima o el soneto, pero deshiladas y vueltas a componer a capricho del hacedor. La precisión, la fluidez del discurso, así como el cierre robusto de los poemas reiteran una vez más las virtudes de su autor como una de las voces líricas de indudable afianzamiento en el terreno de la poesía contemporánea.

* Editora de Ácana

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