CAMAGÜEY.- “El arte permanece mudo sólo para los que no quieren escuchar la forma. ¡Sí! Pero no sólo el arte abstracto, sino todo arte, incluso el más realista”, expresó hace un siglo Wassily Kandinsky, al que acudimos con las coordenadas de Alid Nail Gérboles.

Este camagüeyano ha devenido pintor abstracto, recientemente admitido en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Hasta febrero expondrá la muestra De palo pa' rumba, en el espacio galerístico Nicolás Guillén, del periódico Adelante.

--Con su gusto por la simplificación, lo irracional y lo instintivo, el arte abstracto decretó la llamada muerte del objeto y generó controversias, ¿te preocupa eso?

—No. El arte abstracto existe desde los tiempos primitivos, sus “manchas” están en las cuevas. La controversia vino cuando Kandinsky.

—En 1910 Kandinsky insistió en la misión de expresar lo propio de su persona, su época y del arte...

—El arte abstracto es libre, por tanto estás libre, liberas todo. Lo haré siempre.

—¿A qué atribuyes la incomprensión de los abstractos?

—A la falta de educación pictórica. El pintor cubano de referencia para mí es Rigoberto Mena. No me hago fotos con nadie y su sencillez me hizo romper la regla, cuando lo conocí en la Bienal.

—Un grupo de pintores europeos realizó un experimento acerca de sus fantasías. El español Joan Miró plasmó sobre el lienzo azul “este es el color de mis sueños”. ¿Cuál es el tuyo?

—Los ocres. En los cuadros aparecen unas veces más alegres y otros no, pero no por tristeza del alma.Sencillamente me gustan.

—El francés Paul Valery planteaba que el método más seguro para juzgar una obra era no reconocer nada...

—La pintura tiene que gustarme o no. Después voy a las técnicas, loscolores, la composición, la textura...Los niños saben hacerlo, deciden. La gente asocia imágenes, eso es bonito, es la sinapsis.

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